Un lugar llamado Oreja de Perro, de Iván Thays



Oreja de Perro es un lugar desolado de la zona alta de Ayacucho, en Perú, sumido en el atraso y la pobreza y dejado de la mano de todos. Hacia allí es enviado un periodista, antigua estrella de la televisión ahora en decadencia debido a problemas personales. Le acompaña un fotógrafo y reportero de guerra que ha recorrido el mundo con su cámara, una especie de filósofo doméstico, con la cabeza repleta de anécdotas y un carisma fuera de lo común. Allí se enfrenta a la situación demencial que esperaba: una ingente cantidad de muertos, exterminados por el gobierno o sus sicarios y enterrados apresuradamente en fosas comunes. Se interesan por él dos mujeres, una lugareña y una antropóloga de Lima, en ambas se intuye una individualidad compleja, inquietante en la primera, cultivada y emprendedora en la segunda. Por otra parte, la esposa del protagonista, cuya relación empezó a deteriorarse a raíz de la dramática pérdida del hijo, le escribe una carta de ruptura.  
Pues bien, con estos seductores ingredientes, el plato que nos sirve Thays debería ser un manjar exquisito y no un apresurado guiso casero servido sin demasiado interés. El autor había encontrado una oportunidad de oro para dar a conocer al mundo una intolerable lacra social, descubrirnos sus causas, trazar un cuadro de lo que ocurre, analizar el papel de cada uno de los implicados, en fin, involucrar al lector en una realidad que probablemente desconozca y por la que, con seguridad, se sentirá enormemente interesado. En lugar de eso, nos muestra un lugar atestado de militares y policías, de perros vencidos por las malformaciones, y a un pueblo que desea protestar pero se encuentra paralizado por el terror. Nada más allá de lo que un observador cualquiera podría ver desde la ventanilla de un helicóptero. No se dan explicaciones ni escuchamos a los campesinos, todo un mundo de miseria moral y material aparece ante nuestros ojos sin darnos la oportunidad de conocerlo.
Tampoco desvela el contenido de la carta que envía la esposa, y que el personaje es incapaz de responder aunque no le falte intención. Lo ocurrido al hijo de ambos es el aspecto en el que más se detiene pero no logra articularlo con el resto. Presenta otras personalidades enormemente atractivas: la desdichada Jazmín, el fotógrafo Scamarone, la antropóloga Maru. Tanto ellos como la efervescencia que se adivina en un pueblo infestado de militares y policías constituyen un conjunto de ingredientes enormemente atractivo. Pero mezcla muchas cosas y no se concentra en ninguna, pasa por multitud de situaciones dignas de mención sobrevolándolas sin profundizar. Ni en su actual relación de pareja en vías de destrucción ni en el amago de triángulo que se le ofrece en el villorrio ni en la enorme sabiduría que su compañero estaría dispuesto a ofrecerle ni, y eso sobre todo, en la terrible situación por la que atraviesa Oreja de Perro.  

Opino que Iván Thays promete pero que Un lugar llamado Oreja de Perro no es, precisamente, la mejor de sus novelas, ya que esta, probablemente, esté aún por escribir.


FINALISTA PREMIO HERRALDE DE NOVELA 2008 - PRIMERA EDICIÓN: 2009 – EDITORIAL ANAGRAMA (COLECCIÓN NARRATIVAS HISPÁNICAS) – PÁGINAS: 126

Comentarios

  1. Coincido en el punto de lo escrito que es notorio en la lectura, le falta mucha profundización. Se lee rápido, de ahí que a muchos les pueda gustar y esa puede haber sido su intención, un público objetivo culto pero ligero, pero como llega se va, lo olvidas igual. O no vale mucho recordarlo porque parecen anécdotas contadas al vuelo. Si te interesa deberías de leer la disciplina de la vanidad, su mejor libro. Saludos.

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  2. Gracias Mario. Veo que coincidimos completamente. Me ha parecido un autor que promete y justamente me estaba preguntando qué otras cosas ha escrito que me puedan interesar. Buscaré La disciplina de la vanidad.

    Nos leemos.

    Molina de Tirso

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