Juegos de la edad tardía, de Luis Landero

Leí este libro cuando Luis Landero todavía era un escritor desconocido que acababa de publicar por primera vez. La compré en una edición barata, en la época en que eso era garantía de calidad, pero aún así me sorprendió su altísimo nivel, tanto argumental como estilístico. Utilizando escasos elementos y muy pocos personajes, mostrando un ambiente algo claustrofóbico, el autor realiza una disección del alma humana con una desenvoltura fuera de lo común. Luego, convertida ya en devota admiradora del autor, seguí leyendo sus novelas según las iba publicando. Mantenía las obsesiones del principio pero las tramas que usaba para expresarlas eran siempre diferentes. No me decepcionó ninguna de ellas, pero últimamente ha publicado otras dos que, creo, no le han supuesto ni la décima parte del esfuerzo. Repetitivas, sin consistencia, poco verosímiles. En fin, decepcionantes. Por eso, la más reciente, ni siquiera me he molestado en hojearla..
Encontramos el núcleo de la trama muy tarde, hacia la página 80 más o menos. No estamos, en absoluto, ante una novela de aventuras ni podemos decir que predomine la acción, pero está llena de vericuetos y giros inesperados porque casi todo lo que ocurre se desarrolla en el interior de las personas. Derrochando sabiduría psicológica y capacidad para desarrollar diálogos creíbles, el autor presenta la monotonía de unas vidas anodinas que son conscientes de serlo, la frustración a que este conocimiento da lugar y el papel que juega la fantasía en esas circunstancias. En un primer nivel, más literal, se muestra la voluntad de aparentar lo que no se es como defensa para mantener un orgullo más o menos legítimo. Pero, por debajo, encontramos una explicación metaliteraria, el sentido que puede adjudicarse a la ficción en la tediosa existencia de la gente, su posibilidad ilusionante y redentora al brindarnos la ocasión de ser lo que no somos y de hacer aquello que jamás podríamos soñar.
Profundizando un poco más, podríamos ver en Juegos de la edad tardía una parodia de la vida humana. Ya lo dijo Calderón hace unos cuantos siglos. En este teatro que es el mundo, todos somos, en cierto modo, actores que representan su guión particular. Unos se ajustan fielmente a la realidad, otros menos, y algunos mienten con total descaro para engañarse sobre todo a sí mismos. En ciertos casos, incluso, deformar la realidad hasta ese punto no puede acabar más que en desastre.
Landero comprende a sus personajes, no los condena de antemano pero tampoco los justifica, y al retratarlos sin la mínima condescendencia se está haciendo justicia a sí mismo. Una historia apasionante, en la que se mantiene la tensión hasta el final, siempre que no esperemos fuegos artificiales sino una imagen de nosotros mismos, sin ningún retoque que valga.
 PRIMERA EDICIÓN: 1989 - CLÁSICO (VARIAS EDICIONES) - PÁGINAS: 400 (aprox.)

Comentarios

  1. Tuve la suerte de que un profesor en la facultad pusiera este libro como lectura en una de sus asignaturas, y la verdad es que fue un descubrimiento. Todo el juego con el tema de la construcción de una identidad en diálogo con ese interlocutor invisible me pareció muy interesante. Aunque la verdad es que posteriormente no he vuelto a leer a Landero. ¿Alguna recomendación entre el resto de su obra? Un saludo.

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  2. Hola David. Pues sí. Te recomiendo cualquiera de los tres que publicó a continuación de esa primera: Caballeros de fortuna, El mágico aprendiz y El guitarrista. Como digo, continúa con sus mismas obsesiones pero son historias diferentes, sólidas, bien construidas y que enganchan. Luego vienen Hoy, Júpiter y Retrato de un hombre inmaduro que me parecen reiterativas y aburridísimas. A veces los escritores no tienen nada más que decir, o no lo tienen en ese momento pero se ven presionados para seguir produciendo. No sé si será el caso pero tiene toda la pinta. Sigue escribiendo bien pero a mí, personalmente, me costó mucho acabar los dos.

    Y, claro, ya con Absolución ni siquiera me he atrevido a probar suerte ¡uf!

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  3. Tomo nota. Justo ayer tuve entre mis manos Caballeros de fortuna, en una librería, aunque no me lo llevé. A la próxima. Gracias por las recomendaciones. Un saludo.

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  4. Leí también este libro cuando Luís Landero daba sus primeros pasos mediàticos. Guardo de él un muy buen recuerdo y el deseo de releerlo. Leí también El guitarrista, y Caballeros de Fortuna, pero aún manteniendo la impresión de estar ante un buen escritor, no consiguieron impactarme igual que "Juegos de la edad tardía". Luego me fui desinflando con Landero, la verdad...

    Besos

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    Respuestas
    1. Pues no te has perdido nada porque a partir de entonces es cuando empieza a decaer. Aunque las comentarios editoriales, ya se sabe, lo ponen todo por las nubes.

      Me gustaría saber de alguien a quien le haya gustado Hoy, Júpiter o Retrato de un hombre inmaduro. Ya sé que no todos van a pensar como yo, pero es que fue tan aburrido, me costó tanto llegar al final en los dos casos, que me parece imposible.

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