Carpe amorem, de Aurora Luque



Nos movemos por gestos, nos encadena el ritmo que tenemos a veces en los pies y siempre en la cabeza; eso es el poeta, alguien que siente vibraciones a rachas y el impulso constante de escribir.
Escuché en vivo a Aurora Luque el pasado 14 de julio, en el acto que se celebró frente al Teatro Romano de Málaga para conmemorar el X aniversario del Instituto Municipal del libro. El espectáculo, un reto para los sentidos, no pudo ser más completo. Sentados frente a las murallas, al aire tibio de la tarde de verano, vimos el sol reflejarse en la piedra antes de ocultarse entre destellos cárdenos. Al caer la noche los reflectores cumplieron su función. Brotes de hierbabuena esparcidos en el suelo, entre las sillas, exhalaban un aroma fresco y penetrante mientras escuchábamos el cálido son de unos poemas magníficos y sentíamos la emoción de la gente, el calor de los aplausos. Para mí supuso una ocasión única, creo que no había visto tanto talento junto jamás. Al levantarme, sentí el impulso de comprar libros. Muchos. De ella y de otros. En total eran once. Al día siguiente sin falta, me saqué la espina visitando una librería cualquiera del casco viejo. Los demás ya irán llegando.
Buscando textos recientes y representativos del quehacer de la poeta, me decidí por Carpe amorem, antología relativamente reciente y que extrae lo más significativo de sus anteriores poemarios. Bucear en el mundo de Aurora Luque supone inundarse de sensibilidad, de reminiscencias clásicas, de colores, paisajes y fragancias.


“Conciencia de nadar en uno mismo: / certeza pasajera / de un poema-piscina para hundirse.”


De Kolimbosay o las nadadoras

 

La formación de Luque la vincula sin remedio a la antigüedad grecolatina, pero se perciben influjos múltiples en un conjunto de textos vinculados entre sí por la pasión.

Así, no solo:


"Dependo de por vida de una droga. De Grecia.”


De Gel

También:


“Y un río caudaloso, como de oro, de Klimt, / me arrasa todavía.”


De El oro de Klimt

Es decir, las influencias son de tantas clases que han originado un eclecticismo imprescindible una voz propia y auténtica donde el agua es protagonista, recipiente de deseos o símbolo del devenir. En ella el terreno sólido suele ser costero o breve (isla o archipiélago). Además, en su particular visión del mundo, el tópico de Horacio, reservado a la vivencia amorosa o nocturna (Carpe noctem es el título de uno de los volúmenes incluidos y también un poema de Problemas de doblaje) se vuelve aún más hedonista. Y recibe una visión actualizada en composiciones como esta:


“FRUTA PERECEDERA. Consumir / de preferencia ahora. El producto se altera fácilmente / antes que los deseos. No se admiten / reclamaciones.”


De Fecha de caducidad

Incluso:


“De la noche, las leves veladuras / de un perfume italiano / todavía de moda. // De tu cuerpo, el aroma / de libro de aventuras…”


De Eau de parfum

O bien, insistiendo implícitamente en el ámbito nocturno:


“Dicen que Casablanca no agrada al visitante / porque en ningún local / están los ojos húmedos de Ingrid.”


De Again

O fijándose en el aspecto más peligroso del placer:


“Clases de natación en luminosas / mortíferas piscinas, en donde la limpieza / gentil y geométrica / no impide que las náyades arrastren.”


De El amor en los tiempos del sida

El omnipresente sentimiento amoroso que atraviesa cada uno de los libros aquí representados abarca la plenitud del sentimiento, el erotismo y el desengaño. En La reconstrucción o el amor se perciben ecos de Vicente Aleixandre, y de Pedro Salinas en esa referencia a los pronombres:


“Un equipaje sobrio / -una escueta sintaxis despojada / y dos pronombres falsos- / para un fin de milenio. Inservible el amor: ese es el tema…”


De Poética

Aurora Luque ha incorporado el mito a su forma particular de ver la vida, no solo en su aspecto cotidiano como se afirma en el prólogo. También la intertextualidad está muy presente, junto a las referencias más diversas. Los poemas, aunque proceden de libros distintos, forman un armonioso conjunto: todos ellos son cortos y luminosos, únicamente sostenidos por la cadencia y la emoción a flor de piel.

“A menudo converso con mis sueños.

Los invito a salirse de la noche

y se sientan, con trajes neblinosos,

junto a mi mesa sucia de papeles.

Y les pregunto sobre su sintaxis

porque se ofenden si hablo de semántica.”

De Interior
 
 
PUBLICACIÓN: 2007 - EDITORIAL RENACIMIENTO - SELECCIÓN Y PRÓLOGO DE RICARDO VIRTANEN - PÁGINAS: 165


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