La ofensa, de Ricardo Menéndez Salmón


Acabo esta novela con sensaciones contradictorias: no he perdido ni el escepticismo que me produjo su planteamiento ni el interés provocado por el nudo ni la decepción que me causó su incongruente desenlace. En realidad, más que de novela corta –aunque por extensión pueda serlo– deberíamos hablar de relato por el excesivo esquematismo de una trama resuelta con rapidez.

Obviamente, es más sencillo narrar a grandes rasgos que introducirse en los escenarios de la acción. Por eso y por su estilo algo arcaizante comencé la lectura con pocas expectativas, aunque reconozco que acabó interesándome en conjunto. Por varios motivos: expone al lector a situaciones llenas de intensidad, gradúa la información correctamente, abre nuevas perspectivas en sus particulares comentarios y consigue (más o menos) mantener la intriga hasta el final.

“Las tragedias desmesuradas, donde todo nombre se borra, permiten siempre empezar de cero. Cuando las olas se tragan una ciudad, se tragan también buena parte de su pasado.”

“… comprendió que el asombro, al fin y al cabo, es una categoría de lo cotidiano, y que solo hay un dios, el azar, y que solo existe una religión, la casualidad, y que cualquier otra interpretación de la vida y de sus accidentes no solo está abocada al fracaso sino que condena a la más absoluta ceguera.”

He disfrutado, pues, de ella, me han interesado sus planteamientos, aunque no dejaba de preguntarme qué endiablado truco iba a sacarse el autor de la manga para desenredar toda esa madeja de la forma más airosa posible.

Por supuesto, he encontrado lagunas, como la extraña patología –jamás concretada– que se define como enfermedad aunque, tras los primeros meses, el sujeto es capaz de hacer vida normal y no se explica la causa de su estancia en el sanatorio. Se considera insensibilidad generalizada pero, según el propio relato, los cinco sentidos le funcionan plenamente; tampoco parece tratarse de insensibilidad moral o estética ya que estas son bastante comunes. Esta podría ser la gran incoherencia del texto.

O una de ellas. Porque ese forzado e increíble final tiene la virtud de anular la mayor parte de sus méritos. Nos encontramos, pues, ante una obra que se presenta como simbólica y que, ciertamente, no puede calificarse de realista pero tampoco de todo lo contrario, cuyos resultados no están a la altura de su ambición inicial; que cuenta con el dudoso mérito de recopilar los grandes tópicos literarios de los últimos tres cuartos de siglo, comenzando por la crueldad nazi –periodo histórico por el que pasa de puntillas– que le sirve para enmarcar una ficción cuyos acontecimientos más relevantes anticipa sin la menor consideración invalidando así, en parte, el interés que la acertada progresión de los hechos hubiese logrado transmitirnos.


PUBLICACIÓN: 2007 - EDITORIAL SEIX BARRAL - PÁGINAS: 144

Comentarios