¿Da igual leer un libro que otro?

Con esta pregunta pretendo enfrentarme a un axioma que se ha presentado como incontestable y parece estar siendo aceptado hoy día, sin ningún sentido crítico, por un amplio porcentaje que abarca a personas de todas las edades, de cualquier estrato cultural y de los campos profesionales más diversos: “No hay que preocuparse mucho por los títulos que eligen niños, adolescentes o adultos, lo único que importa es que lean.”

Pero, a poco que pensemos, caeremos en la cuenta de que eso beneficia al sector de la industria editorial más ferozmente volcado en las ventas. Es decir, nos están vendiendo que todo vale, que los productos de usar y tirar consumibles en un santiamén, los accesibles a todo tipo de público independientemente de su formación y expectativas, los de contenido más banal, los de vocabulario y sintaxis ramplones, los saturados de clichés lingüísticos y personajes estereotipados, los relatos mal construidos pueden equipararse a la auténtica literatura. Claro que, como la demagogia tiene las patas muy cortas, este es un argumento que se destruye a sí mismo porque, si cualquier fragmento escrito es válido, la oralidad –con sus incorrecciones e inmediatez argumental– se convierte en equiparable a la escritura y, por consiguiente, podríamos prescindir de los textos.
“… una fórmula de cómo leer: encontrar, en aquello que sintamos próximo a nosotros, aquello que podamos usar para sopesar y reflexionar, y que nos llene de la convicción de compartir una naturaleza única, libre de la tiranía del tiempo. En términos pragmáticos, esto significa: primero encuentra a Shakespeare, y deja que él te encuentre luego.”
Harold Bloom Cómo leer y por quéPrólogo ¿Por qué leer?

Reflexiones estas emparentadas directamente con el debate entre lo objetivo y lo subjetivo, con la pretensión de que el criterio personal es el que vale y, por tanto, el mejor libro es aquel que te hace pasar un buen rato. Pero el gusto se puede educar, y es deseable que así sea pues tanto el disfrute estético como la complejidad de los contenidos ayuda a desarrollar la mente. Y razonar es fundamental para adquirir capacidad crítica y que no nos estafen intelectualmente, para entender mejor a los demás, para conocer mundo, para adquirir cultura, para aumentar la memoria, para saber quienes somos y lo que queremos hacer con nuestra vida, para situarnos adecuadamente en sociedad. En resumen, para convertirnos en seres humanos en toda la extensión de la palabra.
“La respuesta definitiva a la pregunta ¿Por qué leer? es que solo la lectura atenta y constante proporciona y desarrolla plenamente una personalidad autónoma.”“Hay partes de sí mismo que el lector no conocerá totalmente hasta que no conozca lo mejor posible a don Quijote y Sancho Panza.”
El mismo. III Novelas. Primera parte

Honoré Daumier - Don Quijote

Recomendaciones aparte, cada uno ha de buscar sus propios mentores, cuanto más variados, mejor.
“Toda la mala literatura es parecida, pero la que merece el calificativo de grande es de una diversidad pasmosa…”
Idem
Y añade que los géneros contribuyen a establecer estas diferencias.
“Durante cincuenta años he leído novelas por sus personajes, sus argumentos y la belleza que los autores saben dar a la narración. Si el destino de la novela es desaparecer, honrémosla al menos por sus valores estéticos y espirituales, y quizá también por su heroísmo, tanto por lo que se refiere a sus protagonistas como en cuanto característica de sus autores. Leámoslas, en los años iniciales del próximo milenio, por las mismas razones por las que fueron leídas en los siglos XVII y XVIII: para obtener un placer estético y ampliar nuestra perspectiva espiritual.”
Idem

Pero la novela merecedora de este nombre está agonizando, el motivo es que su lectura requiere demasiado esfuerzo, mucho más del que la mayoría de los lectores está dispuesto a dedicarle. Por suerte, todavía quedan dignos cultivadores sosteniendo la antorcha pero son pocos y están tan solos que el ocaso se intuye en el horizonte.
“Hoy día, muchas novelas reciben alabanzas exageradas por razones sociales, y lo que debería ser considerado literatura de supermercado es canonizado por las universidades”
Idem

Y si lo que se supone alta cultura se alía con la mediocridad estamos perdidos, por eso hay que reivindicar y seguir reivindicando. Sin cansarse.

Comentarios

  1. Estoy de acuerdo en que no todo vale a la hora de leer, eso sí, creo que a medida de que vas leyendo, vas desarrollando un sentido crítico con respecto a lo que lees, y tu gustos irán cambiando. A lo mejor alguien que empieza a leer libros "simplones" acaba por leer, con el tiempo, libros, digamos, más sesudos. Por eso supongo que está bien eso de leer lo que sea, mientras se lea, pero no para siempre, claro ;D.

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  2. En el fondo estamos de acuerdo, solo que yo soy más pesimista que tú. Pienso que el que empieza por lo fácil, por lo general, se queda en eso. Si das a elegir a un grupo entre caminar por una carretera asfaltada o escalar una pared con cuerdas, la gran mayoría opta por lo segundo.

    Y cada vez más, debido a esa mentalidad -alimentada por las editoriales- de que todo vale, de que cualquier mindundi es el nuevo Faulkner o el nuevo Kafka, y que el gusto personal es un criterio tan válido como cualquier otro para juzgar las obras.

    Hay que elaborarse un gusto personal, por supuesto, pero para eso hace falta leer mucho y bueno, y eso significa esfuerzo. Aunque, eso sí, compensa mucho. El buen gusto no cae del cielo sino que, afortunadamente, nos lo labramos nosotros mismos.

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