Corrupción española en la novela del futuro

El viernes 31 de julio de 2009 el diario El País publicaba un artículo titulado La aldea global es una novela negra en su apartado de opinión La cuarta página. En él Javier Valenzuela reflexionaba sobre el estado del género negro por entonces y sus conexiones con la realidad internacional.  Si el subtítulo ya es elocuente de sobra
“Las obras policiacas y de espionaje narran con crudo realismo los entresijos del mundo. De ahí su popularidad. Petroleros, vendedores de armas, especuladores, politicastros y sicarios, son, entre otros, sus nuevos villanos.”
el colofón no le va a la zaga
“Cuando se mete en política, escribe el comentarista francés Patrick S. Vast, “el género negro tiende a rascar donde pica, a no caer en el consenso y en lo políticamente correcto. Impertinente, incluso liante, está cerca de la gente, de sus interrogantes, de sus problemas”. Tal como están las cosas… al thriller no le van a faltar temas para las próximas temporadas. ¿Qué tal, por ejemplo, una novela sobre un político mediterráneo que se dice adalid de los valores familiares católicos al tiempo que monta orgías con jovencitas en su Villa Viagra?”
¡Cuánto ha llovido desde entonces! ¿verdad? Hoy día, tenemos tanto material autóctono que apenas nos fijaríamos en Berlusconi. Todavía es demasiado pronto para que los Matas, Bárcenas, Pujol, Urdangarín, Camps y compañía inspiren obras verdaderamente dignas de mención. Hay que asimilar todo esto despacio, mezclarlo, formar un humus que en el futuro haga brotar frutos de verdadero calado. Satirizar no es fácil, introducir el cuerpo de los escándalos en el traje de la novela negra requiere un enorme trabajo de documentación, capacidad de análisis y un tamiz muy personal que nos lo devuelva convertido en arte. Y esto no será posible si se olvida el contenido crítico y nos perdemos en la anécdota.
Así que, creadores, vayan acumulando noticias, reflexionen sobre ellas, que comiencen a humear cerebros y máquinas, porque la tercera década de este siglo XXI va a necesitar sus reelaboraciones, sus explicaciones, sus denuncias. No pueden dormirse, nosotros los lectores esperamos ansiosamente esos magníficos productos.


Comentarios