El rumor del oleaje, de Yukio Mishima
La lectura de El rumor del oleaje nos sitúa en un
mundo idílico y primitivo, perdido ya para siempre, al que se dota de un halo
romántico que lo representa en el supuesto apogeo de su pureza. Y si esto puede
resultar chocante para la época en que fue escrita, tratándose de Mishima, que inició
su carrera con Confesiones de una máscara,
novela bastante más descarnada y cínica, no deja de parecer una impostura impropia
de un autor ya en el apogeo de una carrera tan alejada de ese tono y esos
planteamientos. Ello la convierte en un producto blandengue, artificial,
incluso algo hueco, una especie de Romeo y Julieta idealizado y anacrónico con
el que, en ningún caso, se pretende la expresión individual sino una defensa a
toda costa de los valores tradicionales japoneses.
Todo ese afán por
simplificar conduce a una estilización de la realidad bastante maniquea: el
perverso mundo de fuera (la ciudad, pero también la Segunda Guerra Mundial
todavía reciente y los conflictos territoriales entre Japón y Estados Unidos) –que
se visita una sola vez en la vida para olvidarse de él por completo– se contrapone
a la vida perfecta de los pescadores; los oponentes de la pareja bella y virtuosa formada por Hatsue
y Shinji son Chiyoko y Yasuo, dos jóvenes menos agraciados que con su astucia provocan
el pequeño conflicto que pondrá en marcha un (minúsculo) argumento.
Lo inverosímil llega a
su colmo cuando el malvado Yasuo planea forzar a Hatsue aprovechando que esta no
tiene más remedio que salir en plena madrugada a lavar la colada de la familia.
Lo que ocurre entonces resultaría ingenuo hasta en los cuentos infantiles.
“En realidad, hasta aquel
momento Hatsue desconocía que dios había intervenido en su ayuda. Pero
entonces, mientras observaba con recelo las cabriolas de Yasuo, comprendió que
todo era obra de un listo avispón. Yasuo daba manotazos en el aire y ella observó
en las yemas de los dedos, bajo la luz de la farola, los destellos de unas
alitas de color dorado.”
Claro que, cuando existe tanto
talento, uno puede olvidarse de cualquier aspecto ajeno a la escritura y
sumergirse en una prosa llena de encanto, vertida al castellano con todo el
rigor que merece, para concentrarse en las escenas costumbristas y en las
poéticas descripciones de la isla de Utajima, auténtica protagonista de una
trama que sitúa en primer plano el lugar y la época en detrimento de acción y
personajes.
潮騒 – SHIOSAI
– PUBLICACIÓN: 1956 – (EN ESPAÑA: ALIANZA EDITORIAL) – TRADUCCIÓN: KEIKO TAKAHASHI Y JORDI FIBLA FEITO -
PÁGINAS: 216 (aprox.)
Parece muy interesante. A ver si o consigo. Gracias
ResponderEliminarUn saludo
Hola Albada. Si lo lees como una fábula poética te gustará. ¡Suerte para encontrarlo!
ResponderEliminar