La España vacía, de Sergio del Molino
Asusta un poco reparar en el proceso de
despoblación que ha sufrido la península en el último medio siglo, sobre todo si
tenemos en cuenta su baja densidad de siempre, de la que se salvarían las
grandes ciudades y algún área más próspera que el resto. En su día, los urbanitas
encontramos en La lluvia amarilla la
versión poética y cercana de un drama que habíamos ido observando sin calibrar
sus dimensiones del todo. Ahora La España
vacía –en parte ensayo y en parte crónica de viajes– nos enfrenta a la fría
estadística, pero también a las páginas de sucesos e incluso a nuestros propios
fantasmas.
Las dos Españas de Sergio del Molino no son las de siempre, o lo son con matices. Eso sí, lo que se muestra es tan reconocible como fácil de definir y ubicar. Ambas se identifican por la fisonomía de sus habitantes, su ocupación,
ideología y, generalizando mucho, también por su capacidad económica. Entre las dos –la urbe corruptible y el campo sumido en la barbarie– se abre una laguna casi
infranqueable de desconfianza, desinformación y sospecha, que se va ampliando
con el tiempo. Hasta nuestra identidad se ve puesta en entredicho leyendo
algunos párrafos: quizá no seamos ya los que creíamos, y esa nostalgia que nos
parece sentir por un pasado que quizá ni siquiera es nuestro –sino de nuestros
padres o abuelos– es más fantasía que otra cosa, pues no se echa de menos lo
que no se ha llegado a conocer.
Incluso esas oleadas de neorruralismo que asaltan de vez en
cuando algunos pueblos están condenadas al fracaso por razones obvias. Claro
que teniendo en cuenta la congestión de los núcleos urbanos no estaría mal –pienso
yo– planificar una repoblación menos romántica y con más posibilidades de
arraigo. Algo así contribuiría a paliar el enorme desequilibrio entre campo y
ciudad españoles, insólito en el panorama europeo. Recordemos el atraso y la
pobreza de nuestro entorno rural en comparación con el resto de Europa, de ahí
que las consecuencias del declive general de mediados del XX hayan sido infinitamente
peores aquí.
Un recorrido subjetivo y poético por
territorios geográficos, literarios, míticos, legendarios e históricos. “Escribo desde la ignorancia feliz del
diletante” dice Del Molino, y es verdad. La España vacía no es un texto científico sino un artefacto
literario que mezcla el estudio sociológico y la indagación histórica con referencias
culturales y observaciones de cosecha propia, todo ello salpicado de anécdotas
y pasado por el personal tamiz del autor.
PUBLICACIÓN: 2016 – EDITORIAL TURNER – PÁGINAS:
296
Sin duda interesante. Reseña que invita a leer sobre el fenómeno de capitales superpobladas y mundo rural muriendo de soledad.
ResponderEliminarUn abrazo
Además, repoblar podría resolver otros problemas. Ojalá la preocupación se extienda y alguien con responsabilidad pública tome nota y haga algo.
EliminarMe encanta su página sugiero visitar el bloc de Carlos Ortiz de Zárate http://carlos-ortizdezarate.blogspot.com.es/ @cozden
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos.
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