El club de los mentirosos, de Mary Karr


Pocos son los que se atreverían a airear los trapos sucios familiares, a destruir la (casi intocable) reputación de la figura materna, a describir el fango, las adicciones, las costumbres licenciosas, la arbitrariedad educativa de sus progenitores. Menos frecuentemente aún encontramos a una escritora desvelando este tipo de asuntos con total naturalidad y pocos filtros aparentes (aunque los habrá, no lo dudo) y, para colmo, fue publicado hace veinticinco años, nada menos. Partiendo de ese ambiente insano, Mary Karr describe su infancia construyendo un relato, tan coherente como impactante, que nos mantiene en vilo hasta un final cuyo aliciente añadido consiste descubrir los motivos de tal desbarajuste. Podríamos, pues, calificar la novela de pionera, de rompedora y valiente, de desmitificadora, en definitiva, de poco digerible para estómagos conservadores. Pero hablar de la realidad, tal como es, por incómoda que resulte, con mayor motivo aún si es así, en lugar de idealizarla presentando un producto repleto de purpurina y azúcar, compete a la literatura, y cualquier otro enfoque debería ser clasificado como producto comercial.
En literatura, como en tantos otros ámbitos, a las mujeres aún nos queda mucho por decir: del mundo doméstico y de cuidados al que hemos sido relegadas hasta ahora y de todas las demás cuestiones que afectan a los seres humanos y al planeta que habitan. Karr no se ha conformado con elaborar una crónica amable de sus recuerdos, ni pretende halagar a nadie, de su ácida crítica no se salva ni ella misma. Claro que ella no es cualquier persona sino alguien acostumbrado a batallar contra viento y marea, a defender su independencia y a no permitir que dirijan su vida. Por eso no debe sorprendernos una frase que, creo, la define bastante bien y que, por suerte, ya empieza a escucharse en boca de mujeres más jóvenes: “Mientras eres amable, los hombres te protegen. El minuto en que dejas de serlo, empieza la batalla”. Sí, las mujeres solíamos ser amables, pero esto hace tiempo que empezó –si bien muy lentamente– a cambiar.
A pesar de todo no se trata de un texto amargo, al contrario, su escritura es desenfadada, rezuma ironía y sabe mantener cierta distancia con los hechos. Supongo que por eso la novela no debió suponer un trauma sino una terapia sanadora. Tanto es así, que el relato continúa en otros dos volúmenes que conforman una trilogía memorística, el último de los cuales se ha publicado en castellano con el título de Iluminada.
El club de los mentirosos consigue que acompañemos a la protagonista en su andadura, nos sumerge en su ambiente, familia, paisaje, circunstancias de una época. La autora no ha construido una muñeca: nos creemos a esa niña. De ahí que empaticemos fácilmente con ella, que comprendamos sus reacciones y puntos de vista, que veamos la realidad a través de sus ojos y que el resto de los personajes nos inspiren los mismos sentimientos. Su crítica es ácida, pero en absoluto acomplejada o culpable. Hasta en las escenas más escabrosas se muestra decidida y directa.
Y, de repente, cuando parece que está todo dicho tras unos centenares de páginas, nos encontramos con un desenlace, no solo sorprendente, sino que arroja una nueva luz al argumento. Es más, ese último capítulo es claramente muy superior al resto, aquí la prosa pierde su anterior ligereza con el fin de transmitir la emoción y profundidad que hasta entonces echábamos en falta.  
Hay quien subestima este tipo de narrativa, aparentemente tan natural y espontánea que parece no tener mérito. Gran error pues, precisamente, en eso estriba la dificultad de una obra literaria. Hace falta mucho talento para que una prosa muy elaborada dé la impresión de no ser más que un sencillo flujo de conciencia.
Ella, personalmente, y no solo su familia ha pasado su calvario particular. Tampoco sorprende cuando conocemos sus primeros pasos, y a pesar de todo, logró ser profesora universitaria. Una personalidad singular sin ningún género de dudas. Cuando se le pregunta por qué decidió novelar una infancia tan problemática ofrece una respuesta muy sencilla: acababa de divorciarse, tenía un niño de cinco años y necesitaba dinero. Pero muy pocos en esas circunstancias entregarían su supervivencia al azar, al contrario, lo habitual sería apostar por lo seguro, buscar un puesto de agente inmobiliaria, secretaria o dependienta.
No saldremos de esta lectura igual que entramos porque nos ha enfrentado a la verdad expuesta magistralmente, y eso es algo de lo que muy pocos escritores pueden presumir.

THE LIAR'S CLUB - PUBLICACIÓN: 1995 - EN ESPAÑA: 2017 - EDITORIAL: PERIFÉRICA - TRADUCCIÓN: REGINA LÓPEZ MUÑOZ - PÁGINAS: 520

Comentarios

  1. Hola. Encontré el blog en otro blog y leí completa la reseña, coincido con el talento superior para lograr que una obra literaria parezca flujo de conciencia, me recuerda al gran Tolstoi o de Quincey. Y por el tono del libro, esperó leerlo y forjarme una opinión personal de la autora. Buen día.

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  2. Pues te vas a encontrar con una historia real muy dura que tiene como protagonista a una niña. Aunque sabemos que esa niña logró convertirse en una adulta (más o menos) sana, y aunque narre catástrofes sentimentales como si no pasara nada, prepárate para asistir a escenas difíciles de digerir, sucesos realmente duros.
    Es verdad que merece la pena, pero comparar a Karr con los autores que mencionas me parece una exageración.
    Espero que lo disfrutes y te animo a que luego te pases por aquí y nos lo cuentes.

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