Ni siquiera los muertos, de Juan Gómez Bárcena



Los viajes en el tiempo constituyen una de las quimeras que integran nuestro imaginario colectivo desde que ciertos escritores tomaron la ciencia como materia de ficción, quizá desde mucho antes y hasta es probable que esté grabado en nuestro código genético. Pero de una forma más simbólica lo hacemos cada vez que recordamos, imaginamos el futuro o leemos cualquier cosa ubicada en otra época. Nada más libre que la imaginación, y si a la nuestra se suman la de quienes fantasean por nosotros el horizonte espacio-temporal se diluye, no hay límites en nuestros viajes, el universo se vuelve pequeño y abarcable a la vez que maravilloso y lleno de promesas.

El autor de esta novela es capaz de trasladarnos de la época de la colonización a la actualidad, pasando por las etapas intermedias sin cambiar de protagonista, y hacer verosímil esa excéntrica trayectoria simplemente logrando que todos sus elementos encajen. Pero su aventura, que enseguida haremos nuestra, no se limita al viaje en sí, es capaz de trascenderlo, de analizar críticamente las estructuras de poder que marcan cada momento histórico sin que apenas nos demos cuenta, a modo de fábula contemporánea para adultos. 

Podemos añadir más capas. El protagonista, soldado español ya retirado, que participó en la conquista de Méjico y lleva una vida tranquila junto a su esposa indígena, deja lo poco que tiene para emprender una misión que, según estima, le proporcionará una gran fortuna, así como los favores de quien en última instancia realiza el encargo: nada menos que Su Majestad. Así que Juan Gómez Bárcena relata el periplo de Juan de Toñanes, que busca incansablemente al indio Juan. Tres juanes en un solo ser humano, que fabula tomando la historia como materia prima pero que, probablemente, se esté buscando a sí mismo, y a la vez, de forma alegórica, somos todos nosotros buscando incansablemente a la persona que somos realmente.

El Juan fugitivo fue uno de los adoctrinados desde niño en un convento católico, un residente de categoría inferior a los frailes como todos los indígenas que recogían, pero demasiado despierto para las expectativas que se habían puesto en él. De modo que les sale rebelde, se escapa, se convierte en profeta, reúne seguidores y escribe una traducción propia de las escrituras. Una heterodoxia que hay que cortar de raíz. Su perseguidor va tras su rastro preguntando aquí y allá, el lector a su vez va conociendo lugares, individuos y anécdotas. También la fisonomía de cada época que va atravesando, ya que su viaje dura, como digo, varios siglos, y su primer objetivo se va diluyendo hasta no saber muy bien qué es lo que está buscando. El rumbo es lo único que está claro: "siempre, siempre, hacia el norte". En cambio, la escurridiza sombra que no consigue atrapar va cambiando de forma, o eso dan a entender los testimonios que recoge Toñanes y que llegan hasta el presente. 

Existe también el aspecto ritual, en forma de párrafos bíblicos -de esa Biblia reconstruida por el supuesto profeta- que se repiten sin llegar a ser exactos. Y el filológico, al mostrar los cambios que se van produciendo en el idioma a lo largo del tiempo. Hasta el onomástico, pues Juan, es sucesivamente y según la mentalidad de cada época, padre (espiritual), patrón (empresario), compadre (en las luchas sociales) o padrone (en el mundo de la mafia).

Salvando las abismales distancias que separan ambos textos, me ha recordado el viaje que realiza el particular Orlando de Wolf. Aunque les separa prácticamente todo: intención, fecha en que se escribieron, lugares, ambiente, el mensaje feminista de V.W..., pero reconozcamos que transitar por la historia no es fácil y pocos se han aventurado a un experimento así. Existe además en ambos una carga crítica  evidente, aunque Virginia muestra constantemente su vena satírica en forma de guiños burlones dirigidos a la sociedad de su época y a Gómez Bárcena lo vemos mucho más serio y circunspecto. 

Aunque toma como pretexto hechos documentados, no la catalogaría como novela histórica, ya que no sigue un esquema realista sino que fabula constantemente y aprovecha lo que le interesa para sus propósitos. Por otra parte, que ese final demasiado apegado al presente no está a la altura del resto ya lo han dicho antes que yo así que, estando totalmente de acuerdo, no insistiré en ello. Si el autor debería haber prescindido o no de esas últimas páginas es una cuestión subjetiva y habrá tantas opiniones como lectores tenga la novela. Eso sí, espero que las compartan conmigo, pues para eso están los comentarios.


PUBLICACIÓN: 2020 -EDITORIAL: SEXTO PISO - TRADUCCIÓN: DAVID PARADELA LÓPEZ - PÁGINAS: 408

Comentarios

  1. Me parece una propuesta de lectura realmente interesante con tu reseña

    Un abrazo, y gracias por compartir

    ResponderEliminar
  2. Pues te digo lo de siempre: si al final lo lees y te apetece intercambiar ideas, aquí estaré 🤓

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Explícate: