La cigarra, Anton Chejov

Comencé mi año lector, entre otros, con un relato del gran maestro del género, y como no tengo inconveniente en dar mi opinión, señalo para empezar que de alguna forma la pieza ha quedado algo obsoleta. Por las condiciones de vida, la mentalidad, escenografía y, sobre todo, por ese aire a moralina que desprende todo el texto y que culmina en la, no por anunciada menos triste, escena final. Recordemos que a finales del s. XIX el adulterio femenino estaba de moda literariamente hablando, pero este telón de fondo no debe impedirnos ver toda la complejidad que encerraban unas obras que, no por casualidad, se han convertido en clásicos.
Veamos que otros elementos, mucho más interesantes, podemos encontrar aquí aparte del tópico de la mala mujer y del marido ingenuo y complaciente. (Estos señores siempre dándose bombo y elogiando a sus congéneres sin tener en cuenta que la mayor parte de las infidelidades provenían de ellos. Claro que en un varón estaba, y aún está, justificado por obra y gracia de la auto-benevolencia masculina). Pensemos que para valorar esta obra como se merece hay que fijarse en el fino diseño que nos transporta a una época, a una forma de conducirse, pensar y actuar muy distintas a las nuestras. Una máquina del tiempo funcionando a pleno rendimiento para situarnos dos siglos atrás con pocas palabras y bien escogidas puede parecer un artefacto sencillo, banal o pasar desapercibido, pero en esa sensación de extrañeza y anacronismo que nos lleva a infravalorar lo que leemos reside uno de sus grandes méritos: lo que cuenta no es el aquí y el ahora y, pase el tiempo que pase, el momento concreto que describe es reconocible por todos. No se trata de introducir decorados artificiales en la historia sino de que esta respire por sí misma en un ambiente muy distinto del nuestro, que todo encaje y nos sitúe en los mismos escenarios que los cuadros de la época sin forzar absolutamente nada. La literatura actual estará repleta de ordenadores, redes sociales, publicidad etc. pero la idea de comunicación inmediata no la transmitirán los aparatos en sí, hay que inculcarla en el lector con procedimientos mucho más sutiles. A eso me estoy refiriendo.
Chejov amaba la creación, él representaba como el que más el proceso creativo, aquí sin embargo parece despreciarlo. Una lectura apresurada del relato puede hacer pensar que lo consideraba una actividad superficial y frívola pero si afinamos algo más, nos encontramos con una crítica a algo tan actual como el esnobismo (aunque la palabreja haya quedado en desuso).

"Pero más que en otra actividad se destacaba su talento en trabar relaciones y amistad con las personas célebres. Apenas alguien se hacía famoso y la gente empezaba a hablar de él, Olga Ivánovna lo buscaba y en seguida lo invitaba a su casa. Cada personaje nuevo era para ella una fiesta, un hallazgo. Adoraba a las personas "famosas", estaba orgullosa de su amistad con ellas y hasta las veía en sueños. Estaba sedienta de esas relaciones y su sed nunca se aplacaba. Las celebridades viejas desaparecían y se olvidaban, las nuevas aparecían para reemplazarlas, pero pronto se desencantaba de ellas y empezaba ávidamente a buscar personalidades nuevas; las encontraba y de nuevo buscaba otras. ¿Para qué?"

¿Les recuerda esto a algo? Parece escrito ayer, ¿verdad? Pero el texto, aunque en él encontremos tantos rasgos comunes con ellos, no se refiere a los influencers que pululan por las redes hoy día sino a la moda de los salones literarios y artísticos dirigidos por mujeres de la alta sociedad, que tan en boga estaban por entonces. La crítica no se dirige, pues, a escritores y artistas de mérito sino a esas figuras de quita y pon que han debido existir siempre aunque sus pretendidas cualidades, escenarios donde brillaban y otros detalles de menos relevancia varíen dependiendo del momento.

Quiero decir con esto que la crítica a la banalidad y el gusto por los oropeles por muy vacuos que fuesen es certera, lo que en mi opinión resta mérito al relato es la moraleja que comentaba antes y que emana del relato entero ¡empezando por el título!, no solo del desenlace. El esquema es sencillo y tópico a más no poder: mujer (¡cómo no!) que descarrilla y debe ser castigada severamente despojándola de todo lo que tiene, que en este caso es el marido. Así que Chejov se deshace de él, no sea que su proverbial bondad acabe induciéndole a perdonarla. Y eso que el pobre no se merecía ese final, pero con él provoca el arrepentimiento de la malvada Olga y la conciencia de haber perdido un valioso tesoro por correr detrás de fanfarrones sin otra virtud que su soberbia.

 

TÍTULO ORIGINAL: Попрыгунья - PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA REVISTA NORTE (NUMS. 1, 2, 5 Y 12 DE ENERO DE 1892 , EN "RELATOS Y CUENTOS": 1894, EN SUS OBRAS COMPLETAS, VOL. 8 1899-1901 - EN ESPAÑOL: VARIAS EDICIONES (TANTO AISLADO COMO EN ANTOLOGÍAS) - TRADUCCIÓN: RICARDO SAN VICENTE - NÚMERO DE PÁGINAS: VARIABLE

Comentarios

  1. Tu reseña es muy buena, porque hablas en ella como lectora, y como mujer. Sí, ese afán por ser amigo de famosos es muy de nuestro siglo, haciendo héroes a personas cuyo valor es a veces más que cuestionable.

    Un abrazo, y gracias.

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  2. Como mujer y como feminista 😊 Aunque algunas ministras no sepan ni de qué va el tema. Sobre los influencers, tienes razón casa vez somos más bobos, no aprenderemos nunca.

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