Rinconete y Cortadillo, de Miguel de Cervantes
Aunque con cierto retraso, aquí dejo mi homenaje a quien puso los cimientos del género literario que mejor nos explica como especie social que somos. Tantos años sin leer a Cervantes ayudan a elevar su figura cuando volvemos a él de nuevo, recordamos entonces por qué se le sigue alabando más de cuatro siglos después del Quijote. Es abrir el libro, esta novela ejemplar o cualquier otra, o bien elegir al azar un capítulo del de La Mancha, y sentir un pellizco en el corazón. Su lenguaje, tan pintoresco como exacto, o su picardía dirigida a establecer complicidad con cualquier lector dispuesto a responder a sus demandas, esa ironía suya tan particular que insinúa y alude intentando no mojarse demasiado, hasta los arcaísmos nos exigen atención y salpican de colorido una prosa magnífica que sabe situarnos en el ambiente que describe y mirar a sus personajes cara a cara, como si -en este caso- se encontraran a dos pasos de nosotros en un patio de vecindad de mala muerte, allá por el siglo XV