Centroeuropa, de Vicente Luis Mora
Debo reconocer que mi impresión sobre los escritores actuales -que suele ser más firme conforme sigo leyendo sus obras- gira en torno a la magia literaria. No es que los grandes clásicos no nos hayan sorprendido con sus fuegos de artificio a lo largo y ancho de la historia, pero lo que se viene escribiendo en las tres o cuatro últimas décadas utiliza la sorpresa (por lo general, varias en la misma obra) como eje central, de tal forma que si elimináramos este factor lo que resta en la mayor parte de los casos no se sostendría en pie.
Reconozco igualmente que la novela tiene su encanto, que se lee de un tirón y, de alguna manera, engancha debido a que el autor ha creado un personaje muy atractivo -con su poco o mucho de trampa - y, sobre todo, ha sabido sembrar el relato de pequeñas pistas acerca de un misterio que se va desvelando poco a poco. Advierto que la mayoría de ustedes antes de llegar al final ya sabrán de qué se trata en un caso y habrán abandonado la esperanza de resolver el resto ya que se trata de fantasía pura. Pero para entonces ya estamos implicados en las aventuras y desventuras del tal Redo, deseamos fervientemente que sea aceptado en Szonden y que se cumplan todas sus ilusiones, por sensatas y porque su trabajito le está costando como podrán comprobar.
El resto de personajes carece de un rol relevante, en el caso de la pareja del protagonista porque murió antes de iniciarse la acción, aunque quizá es el que está más presente de todos. De los demás, conocemos algunos detalles, todos relacionados con Redo. Se incluyen además otros individuos necesariamente pasivos por motivos que no debo concretar, alrededor de los cuales gira gran parte de la acción aunque ellos no estén realmente presentes. ¿Ya he conseguido interesarles? Pues ha llegado el momento de enumerar lo que a mi juicio quita valor a la obra. En primer lugar, y siendo sumamente estrictos, yo no la catalogaría de novela. En algún sitio, alguien la ha calificado de fábula y estoy completamente de acuerdo. ¿Por qué? Veamos.
De algún modo, todo el entramado es una excusa para la crítica. Europa ha sido asolada por las guerras -viene a decir Mora- y su subsuelo está lleno de cadáveres, de aquel siglo, del actual y de todos los anteriores. Tampoco ha cambiado desde entonces la ausencia de compromiso de las élites, lo que respecta a desigualdades sociales etc. Mensajes que comparto aunque su formulación tan explícita se acerca demasiado a la moraleja
Volviendo a los personajes, ninguno tiene entidad propiamente dicha, solo ejercen una función que hará progresar el argumento así como las expectativas del protagonista. El alcalde, el buen amigo, el vecino siempre dispuesto a ayudar, la mujer deseable, la enamorada, el prefecto, el gigantón, la bruja, el vicario... Hasta el rey aparece en una escena relámpago.
Como ven, alguno de los mencionados -y otros que debo callarme- proceden de un mundo muy cercano a lo esotérico. La acción tiene lugar, tal como indica el título, en la Centroeuropa del siglo XIX, concretamente en Austria y Prusia, lo que añade un aire de irrealidad y permite fantasear con un material fuera del alcance del lector.
Sin embargo, esas maravillosas novelas que logran conectar el mundo tangible con un más allá absolutamente verosímil según las reglas establecidas por el novelista, esas novelas, digo, sobrepasan en excelencia a las que se limitan a describir la realidad sin ningún vuelo imaginativo ni más aspiración que dejar constancia de lo que sucede. Recuerdo a la desaparecida Toni Morrison, a Mújica Lainez, García Márquez y a tantos otros que han sabido conectar con lo ultraterreno ocultando sabiamente las costuras al lector y seduciéndole con un ambiente tan sugerente y poético como absolutamente original.
Como pueden suponer por lo dicho, este no es el caso. Aquí no se justifica nada, ni los misterios, ni los acontecimientos pasados, presentes o futuros. El proceso está previamente calculado para que el final sea el previsto por el autor, todo debe encajar aunque haya que forzar algún que otro comportamiento, aunque todos experimenten una simpatía no justificada del todo y una miopía galopante, aunque haya que salirse de la lógica o eludir explicaciones necesarias.
Y hablando de explicaciones, baste añadir que tras el desenlace se añaden una serie de puntos como si fueran anotaciones dejadas por el personaje para la posteridad para anudar algunos cabos sueltos demasiado evidentes. Pero el pretexto me parece demasiado endeble, esas notas finales deberían formar parte del argumento y yo lo entiendo como una lista de fallos en la composición de la novela, incluso como una confesión de incoherencia más o menos consciente.
PUBLICACIÓN: DICIEMBRE 2020 - EDITORIAL: GALAXIA GUTEMBERG - XIII PREMIO MÁLAGA DE NOVELA - PÁGINAS: 180
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