Fiasco, de Stanislaw Lem
Mi admiración por este
polaco genial –que vivió entre 1921 y 2006– capaz de construir tramas
complejísimas, asombrosas, sobre todo en una etapa en que no se podía contar
con auxilios informáticos, que no solo es capaz de crear obras entretenidas y
bien ejecutadas adoptando las convenciones del género escogido (intriga,
ciencia ficción…), sino que además consigue sacar adelante un producto que
rebasa las exigencias de este y expresa su ideología, interrogantes, obsesiones y dilemas éticos. Y no solo eso, también se atreve a saltárselas cuando
lo necesita, para engendrar un producto renovado, mucho más complejo y profundo
que el modelo que lo sustenta.
Esta impresionante obra, última suya, es la única que escribió por encargo. Sin embargo, el oficio producto de una dilatada experiencia, sus preocupaciones de siempre y su enfoque,
son aquellas en las que se vio implicado
toda su vida y, por tanto, son tan personales como si la hubiese escrito motu propio.
Genio y figura hasta la
sepultura. Nunca mejor dicho. En este caso, mucho más allá de ella. El
protagonista se postula como voluntario para una peligrosa misión cuando, en el
siglo XXII de esta era, hace falta buscar a los tripulantes de varias naves que se han perdido
en un peligroso terreno de Titán, satélite de Saturno. Ciento y pico años más
tarde, se le concede la oportunidad de vivir una experiencia parecida, primero como
tripulante de la pequeña nave que se desprenderá de su nodriza para acercarse
al único planeta habitado de que se tiene conocimiento; después para visitar completamente
solo ese mismo planeta pues esa es la condición que han impuesto sus habitantes.
La ciencia ficción de
Lem puede inscribirse en la categoría de obras realistas del género,
entendiendo por tal aquellas ficciones que, dentro del marco establecido en el
argumento y teniendo en cuenta la situación del momento histórico en que se
escribió, son teóricamente factibles. Me explico, este autor no nos embarca en
una guerra interplanetaria con alienígenas de pelaje diverso, ni ha trasladado
a los terrícolas a otros planetas y galaxias. Lo que propone, visto
desde el presente, es perfectamente imaginable: gente que aterriza en otros
astros y los explora minuciosamente, nuevas técnicas informáticas (el inefable
DEUS es una máquina prácticamente omnisciente y omnipotente cuyas resonancias onomásticas
entiende todo el mundo), médicas y de navegación interestelar. Y, por encima de
todo, la fantasía colectiva estrella entre todas las humanas, la gran ambición
de mucha gente: encontrar inteligencia no humana por fin. Por eso,
es tan fácil para cualquier lector ponerse en la piel de esos hombres, sufrir y
disfrutar con ellos y, lo más importante, pasar por alto sus errores, humano-centrismos
e injusticias porque cualquiera de nosotros, en las mismas circunstancias,
caería en las trampas que se tienden. Conocer otros seres y su modo de vida está
tan arraigado en nosotros, tan inscrito en nuestro genes, hasta tal punto forma
parte de la materia de nuestro cerebro que no somos capaces de advertir hasta
el final el gran disparate que supone perseguir ese objetivo a toda costa. Lem
sabe envolvernos en una telaraña repleta de saber psicológico y de un
conocimiento científico tan fundado que puede, no solo encajar en la acción,
también convertir en verosímil los avances científicos que decide proponernos.
Su táctica es no
dejarnos un minuto de respiro, abrumarnos con datos técnicos, disquisiciones
morales, complicaciones psíquicas. Así es imposible aburrirse, pero también nos
hace sufrir. Sentimos la culpabilidad, la violencia, la tensión, el peligro,
nos oprime la claustrofobia dentro de la nave, olemos, respiramos, sudamos como
ellos, sentimos lo mismo, somos uno más. Pero, ante todo, nos obliga a
reflexionar y a hacerlo sin pérdida de tiempo. Porque el desenlace esta cerca,
el planeta en bloque no se deja conocer, nos rechaza y no sabemos por qué. Nos
invade la misma impotencia y frustración que a ellos. Pero ¿es legítimo
acercarse a alguien por la fuerza? ¿No saldremos todos perdiendo si no
respetamos su intimidad?
El conflicto moral (tan
del gusto de Lem) está servido.
CLÁSICO. 1ª EDICIÓN: 1987
Fiasco me dejó sin palabras. Las capacidades de DEUS y, sobretodo, la explicación de cómo evolucionó la tecnología para crearlo, es magistral. Lem no nos presenta en esta novela un futuro exageradamente vanguardista, crea a partir de una progresión geométrica con dos saltos cualitativos: la tecnología en la época en que se está colonizando Titán y la era “sideral” del Eurídice.
ResponderEliminarEn Solaris observamos un futuro tecnológicamente muy avanzado, pero con aspectos técnicos ya superados en nuestra época actual. Fiasco, siendo de 1987, sigue maravillando por su descripción del momento técnico-científico que allí se relata. Es increíble que hayan pasado 27 años tras su publicación.
Los aspectos filosóficos, éticos y morales nos llevan al límite. Tras el 2º error humano, esto es la cavitación de la Luna (el primero fue el exceso de cautela) se nos muestra uno de los aspectos humanos más universal y transtemporal: el error de cálculo y la imposibilidad de controlar todas las variables.
Efectivamente. Habrá a quien le pase desapercibida la genialidad de esta novela y la considere otra más de CF, pero nada más lejos. Es complejísima en muchos sentidos. Como dices, ensamblar las dos épocas con sus técnicas y mentalidades respectivas, las personalidades, las cuestiones de todo tipo que plantea... Y todo ese engranaje resulta coherente y ameno, no es una paranoia sin pies ni cabeza de las que abundan por ahí.
ResponderEliminarMis sensaciones han sido muy parecidas a las tuyas. Sin duda es una obra asombrosa, mucho más de lo que pueden imaginarse quienes aún no han descubierto a Lem.
ResponderEliminarEs uno de los autores que es obligatorio visitar de vez en cuando porque, estoy segura, todavía es capaz de dar muchas sorpresas. Además, fue la mar de prolífico, así que tenemos para rato.
ResponderEliminarSaludos,
ResponderEliminarRecomiendo:
Solaris
Ciberíada
La voz de su amo
El invencible
Paz en la tierra
Diarios de las estrellas
Fábulas de robots.
Tengo la impresión de que, aunque tiene una obra enorme, todo lo que escribió es excelente. Hay que seguir leyéndole porque siempre sorprende y nos hace disfrutar al máximo. Te recomiendo La investigación. Es muy rara, empieza como policiaca y luego se va transformando, quizá esa no guste a todo el mundo, pero a mí me encantó.
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminarEstoy leyendo "Regreso a Entia" cuando termine, lo leeré.
Estupendo, espero que lo disfrutes tanto como yo. Si cuando lo acabes, quieres intercambiar opiniones, aquí estaremos. Saludos
ResponderEliminarMe gustaría poder cambiar impresiones sobre Fiasco... de momento.
ResponderEliminarNaturalmente. En este post hablamos de Fiasco, en otros de los libros que sean. En cada uno se debate sobre el libro comentado.
EliminarDe momento y siempre.
Gracias.
ResponderEliminarHe estado pensando en proponer una pequeño juego. Lem nunca dice abiertamente quien es el piloto resucitado: Pirx o Parvis. Propongo jugar a ser DEUS y descubrir la identidad del personaje ¿alguien se apunta?
Pues los nombres no los recuerdo (además, son parecidos, por eso no sirvió de nada el rastro que encontraron, la inicial y poco más). Pero tengo muy claro que resucitaron al piloto de la nave que se perdió, precisamente el que inaugura la novela. El propio autor lo manifiesta hablando de él anteriormente. El dilema, por tanto, es falso, un guiño de los muchos que le encantaba hacer al lector.
ResponderEliminarOtro sería que la máquina omnisciente se llame Deus, o la extraña naturaleza de los marcianos que encuentra el piloto después de tantísima parafernalia etc, etc.
Así que todo el tiempo me estaba imaginando a Lem con la pluma, el cuaderno y partiéndose de risa
Coincido con la identidad, no tiene sentido que se resucite a ese tal Parvis. Una vuelta de tuerca en ese humor negro, crudo e hiriente de Lem.
EliminarEl Piloto tiene que ser Pirx, personaje anterior de otras novelas de Lem. Tras esta, el genio abandonó definitivamente la ciencia-ficción, con un broche de oro y Pirx tenía que perecer. Tal vez fue como la muerte de Sherlock Holmes para Doyle (curiosamente ambos resucitaron).
De no ser Pirx, la muerte prematura y tan a la ligera, al principio de la novela, no tendría cabida en el argumento.
La relación con DEUS es especialmente dramática y una nueva asignatura de filosofía: tenemos una máquina capaz de respondernos todas las preguntas, un ingenio que plantea y resuelve hipótesis... pero, ni siquiera unos intelectos como el de Nakamura, Polassar o El Salam, ayudados por él, logran hacer responder a Quinta por métodos no violentos.
Tal vez, los seres biológicos solo podemos establecer relaciones de poder. Diría Kirsting (como cosmolingüista) que la brecha cultural con los Quintanos es insalvable, su opinión sobre la proyección de dibujos animados en el cielo de Quinta nos da una cita para la posteridad:
“Si la idea no es estúpida, es brillante”
Científicos/as pronostican que tendremos el primer SETI en 2040. Yo, me apuesto un café a que no será así. El primer SETI será una decepción tan grande como el de la novela de Lem “La Voz De Su Amo”.
O como el de Fiasco, sin ir más lejos. No he leído La voz de su amo, pero es de suponer que si hay vida inteligente está demasiado lejos y es muy diferente a todo lo que podamos imaginar con nuestros esquemas preconcebidos terraqueos, tal como insinúa Lem en la últimas escenas de esta obra.
EliminarLo mejor de esta novela -aparte de lo bien que se pasa leyéndola- es que plantea múltiples cuestiones esenciales y abre montones de interrogantes. Cualquiera de las líneas que mencionas: Deus, los quintanos y la violencia etc., junto a otras muchas daría para debates interminables. De todo tipo: posibilidades de la técnica, cuestionamientos éticos, naturaleza de nuestro adn como especie, alcance de la construcción humana de la divinidad...
Y un inacabable etcétera.