TEXTOS: Por qué Antígona y no Medea (I)
Por Merce Riús – Revista Claves de Razón Práctica nº 224 – Septiembre/Octubre 2012
¿Aún
la mitología griega? ¿Vamos a encontrar ahí las palabras perdidas entre tanto
desecho verbal? Europa ha sido raptada por Mammón, y el continente está inmerso
en una vorágine sin adjetivos. A falta de monedas que acuñar, acuñamos nuevos
vocablos. En busca del adjetivo clave, se trabaja mucho politikón. Así le ha nacido una serie de derivados que crece
alarmantemente: apolítico, impolítico, prepolítico, antipolítico,
¿contrapolítico?... Me temo está al caer “pospolítico”. Massimo Cacciari, de
filosofía y política europeístas, ha escrito últimamente sobre como “la praxis
política está pasando, de ‘técnica arquitectónica’ global, de ‘arte regia’, a
poder funcionar ya solamente como un nudo del sistema o de la red de los
procesos económico-financieros-científico-técnicos, que dominan desde hace tiempo
nuestras vidas”. Bien se distingue a un heideggeriano: de puro pensar el ser
como acontecer, si “lo que pasa” no encaja en sus esquemas subjetivos por
razones intelectuales o morales, con heroico temblor lo eleva a “destino epocal”.
En
los vocablos enumerados predomina el significado de su raíz, Aparte de la
gramática, influye en ello la tradición filosófica que va de “el hombre es el
animal político” a la concepción hegelomarxista de la realidad humana como
praxis histórica. Hasta ayer nada se quedaba fuera de lo político; no podía ni
debía, para bien y/o para mal. En nuestras sociedades laicas, incluso la
religión más ultramundana debe atenerse al orden constitucional. Pero como
ahora nos venga un “post-”comparable al de la “postmodernidad”, ¿reiniciaremos
otro tedioso debate, acerca de si la pospolítica es aún política o ya no?
Cacciari aventura:
“En su interior [del sistema o red] la política, si así
queremos aún llamarla, está destinada a desempeñar importantes funciones, pero esencialmente
de carácter administrativo-distributivo. Y también, en determinadas
situaciones, de “freno” de los efectos socialmente más desgarradores que
aquellos procesos pueden producir abandonados a sí mismos, “desencadenados”.
En
El Archipiélago (1997), la bella
metáfora de Europa, el autor interpretó uno de sus mitos fundacionales, la
Antígona de Sófocles, desde su propia concepción de “lo impolítico”. Sin
embargo, parece ahora que una Antígona pospolítica ya no encarnaría a la moral
religiosa frente a la política, sino a la moral política frente a la economía.
Desde luego, no cuento con que la política venidera sea femenina, aunque quizá
cabría esperarlo en vista de la precariedad que se le augura. Pues el número de
mujeres aumenta en las profesiones de prestigio cuando este disminuye. El
fenómeno sirve de indicador. Ahora bien, al abordar el símbolo del “parricidio”
en relación con lo que se avecina, Cacciari ha advertido que se trata ante todo
de erigirse en herederos. Da fe con ello de su aprecio por Zambrano, que a su
vez coincidía al respecto con Ortega:; “La cultura de Occidente se ha sostenido
por esta soledad masculina, viril, activa, creadora”. Es –según la autora- una
cultura del Padre:
“Si la Inmaculada salva al hombre de la cárcel del sexo […]
queda alguna otra relación humana decisiva que el freudismo ayuda a destruir, y
que al romperse puede hundir al mundo consigo. Es la paternidad, la
trascendencia, la invulnerabilidad del padre para el hijo. El principio sagrado
de la paternidad.”
SIGUE
Soy tan distraído con la informática que no había caído en que pinchando en su nombre accedía a su blog. Los textos que encuentro aquí son magníficos, y cada uno de ellos daría para muchas disquisiciones. Gracias por traerlos a mi conocimiento (o a mi recuerdo, que algunos, como el de David Lodge, los he disfrutado y comentado muchas veces). Saludos cordiales
ResponderEliminarEn realidad es una pausa veraniega para que no os olvidéis del blog y mientras ir haciendo acopio de artículos propios.
ResponderEliminarSigo "el ángulo" desde hace tiempo y comento de vez en cuando.
Saludos y muchas gracias