Fortuna, de Hernán Díaz


Sí, aunque es una novela escrita por un hombre yo la considero feminista, tal como podéis leer en la etiqueta. Por otra parte, tiene las suficientes cualidades para gustar, si no a todo el mundo, sí a muchísima gente con tal de que tengan un poco de paciencia. Lo único complicado es la estructura, no por su dificultad en sí sino por la extrañeza que surge cuando se rebasa la primera parte y se llega a la segunda. Hay cuatro en total: Obligaciones. Harold VannerMi vida. Andrew BevelRecuerdos de unas memorias. Ida PartenzaFuturos. Mildred Bevel. El punto de vista de Partenza, es fundamental para entender a un Andrew que solo habla de finanzas y tiende a esquematizar y a dejarse notas a sí mismo para desarrollarlas más adelante, en un futuro que nunca llega y que deja a los lectores perplejos. Finalmente, el diario de Mildred nos acerca a esa figura de la que todo el mundo habla pero cuya realidad queda en la sombra, cuando es de alguna forma el eje central de la novela. Doy estas claves porque las considero imprescindibles para abordar una lectura interesantísima y que no tiene más complicación que esa segunda sección del muy parco inversor y multimillonario. 

¿Existe la profesión de hacer dinero? ¿Puede considerarse esa actividad el fundamento de toda una existencia? Pues ahí tenemos a nuestro coprotagonista, que además se considera benefactor de la humanidad, aunque, como veremos, hay quien puede compaginar la especulación salvaje con otras muchas aficiones, trabajos o como lo queramos llamar.

También diré que Fortuna es un artefacto adictivo, siempre que previamente hayamos entrado en el juego  aunque, como digo, antes de la tercera parte es difícil que ocurra. Este interés por el desarrollo de la trama puede ocultarnos la riqueza de la materia que tenemos entre manos. Veamos, no solo se trata de varias miradas diferentes que se completan unas a otras -un recurso que, bien utilizado enriquece cualquier narración, aunque lógicamente no todas se prestan a ello, para que tal elección tenga sentido es preciso que la historia sea lo suficientemente compleja- sino de la cantidad de aspectos que se manejan y que probablemente absortos en la narración nos pasen desapercibidos. Empecemos fijándonos en la red de relaciones bilaterales que van apareciendo.

En primer lugar, el tándem Vanner-Andrew Bevel. Un escritor, hasta entonces no demasiado exitoso, recrea con unos pocos datos y gran imaginación la vida de un matrimonio tan conocido y envidiado como los Bevel. Primero leeremos su novela (dentro de la novela) y, mucho más adelante, la reacción que esta provoca así como las consecuencias que suponen para el autor. En el transcurso de Obligaciones conoceremos a Mildred -a quien se presenta con otro nombre- y sus circunstancias familiares, pero esta es un personaje novelesco: de la auténtica personalidad de sus padres, de esa convivencia a tres que tanto determinó el carácter de la hija no se nos cuenta nada en los -que podríamos considerar- tramos objetivos del argumento. Aún así, esos binomios padre-hija, madre-hija, marido- esposa tienen su relevancia en el conjunto, aunque solo sea como hipótesis. 

Aclaro que, según avanzamos, Vanner y su particular versión de lo ocurrido se ven difuminados por todo lo que vamos conociendo y, sobre todo, por la forma en que se presenta. Díaz suministra la información en pequeñas píldoras lo suficientemente atractivas para que no echemos nada de menos y, lo mejor de todo, lo consigue sin hacer trampas. Si nosotros damos algo por supuesto él nunca lo ha dicho, es más, sabe perfectamente hacia dónde se dirige, distingue lo real de lo ficticio con total claridad y esa será la conclusión que quedará al acabar la lectura. No existe, pues, esa ambigüedad que con frecuencia deja una zona concreta (o varias) a la libre interpretación de los lectores, aunque, al no utilizar narrador omnisciente, tampoco se nos informa de todo. Obviamente, la suma de todo ello produce una sensación de realidad, de vida vivida, que pocos escritores consiguen.

Otra pareja -en el más amplio sentido de la palabra- que vale la pena analizar sobre la marcha es la de Ida y Andrew. Él se convierte en el director de orquesta de esa segunda versión que pretende entregar al mundo. Limpiará así su reputación acallando ciertas habladurías que lo tachan de aprovechado, hombre sin conciencia, lumbrera de las finanzas venida a menos etc. Destacaré que Bevel es un inversor y multimillonario con un poder inmenso e Ida una joven sin trabajo ni formación que intenta obtener su primer salario; con estas premisas poca posibilidad tiene de llevarle la contraria. Pero es astuta, logra que confíe en ella y, con el tiempo, va intuyendo las lagunas de una versión de la historia cuyos detalles quedan en la sombra. Tanto es así que será la encargada de diseñar de su cosecha una vida conyugal de la que apenas sabe nada y de inventar la personalidad y decisiones de una esposa que no ha visto nunca. Hay que tener en cuenta que, exceptuando al simple de Jack, que se entiende mejor con su padre que con ella y con quien mantiene un simulacro de noviazgo que amenaza con romperse en cualquier momento, no se ha relacionado con nadie. Por cierto, ninguno de los dos parece valorar ni apreciar mucho al otro y tampoco fingen lo contrario, por eso cuando llega la traición ella lo único que parece sentir es desprecio. Muy diferente sería si algo así hubiese venido del señor Partenza, un viudo bastante egoísta, más absorto en sus conspiraciones anarquistas que en el mundo de los afectos, por quien Ida siente verdadera adoración. Aunque es consciente cada vez que es manipulada o utilizada por su padre no es capaz de guardarle rencor. Su admiración, su apego, y también algo parecido a la pena la mantienen pendiente de su aprobación y su cariño. En este caso, una decepción es lo único que la puede liberar de esas cadenas, aunque todo continúe aparentemente igual que antes.
"Mi padre nunca se consideró un inmigrante. Era un exiliado. Para él, existía  una distinción trascendental. No había elegido marcharse; lo habían echado. No había venido a los Estados Unidos para prosperar; era justamente su rebelión contra la idea misma de la prosperidad lo que lo había desterrado a América. Las visiones de calles pavimentadas con oro nunca habían iluminado sus sueños, y era sordo al evangelio del ahorro y el trabajo duro; de hecho, predicaba que toda propiedad era un robo. No tenía nada en común con sus compatriotas con ambiciones más mercantiles, y se aseguraba de recalcarlo en todo momento."

En cuanto al matrimonio protagonista, más que retratado, inventado por casi todos -por Vanner e Ida porque carecen de elementos de juicio, en el caso de Andrew por su propio interés- menos por el miembro ausente de la pareja, la enigmática Mildred a quien, quizá, podamos escuchar en algún momento. Sería de agradecer ya que los otros testimonios no nos convencen nada. 

Resulta admirable la habilidad con que se maneja cada una de estas relaciones, la sutileza con que se muestran las personalidades y los aspectos más traumáticos, dañinos o interesados, pero también complacientes, sanadores a veces, con toda la ambivalencia y complejidad de la vida real. Nadie es bueno ni malo del todo, a excepción de Ida que, probablemente, ha quedado demasiado perfecta.

Sin apartarme del esquema previo, y teniendo en cuenta que el dinero es un personaje más de Fortuna, podemos analizar también la relación que mantiene con él cada individuo. La del financiero, aunque a primera vista parece mera codicia, lo interpreto como una necesidad patológica de ser admirado a toda costa, cueste lo que cueste. La de Mildred es más bien de tipo intelectual. Ida busca un bienestar y una tranquilidad de la que ha carecido hasta que conoce a Andrew Bevel. Su padre lo odia sin paliativos. Jack confía en su talento para alcanzar una posición que le permita llevar un buen nivel de vida, pero se sobreestima, y ya sabemos que las malas decisiones provienen muchas veces de valoraciones erróneas.

Del mundo de la Bolsa y de las evoluciones de la economía mundial, tanto en general como lo que atañe a la primera mitad del siglo XX (época en que tienen lugar las operaciones de Bevel y su supuesta influencia en los altibajos que todos conocemos) no tengo conocimientos suficientes para opinar si lo que se cuenta está bien documentado o es pura ficción también. Igual me ocurre con esos gustos y metáforas musicales que tanto definen a Mildred Bevel.

Desde que en el s. XVI el mundo, y no solo el de habla hispana, tuvo la suerte de conocer al buen don Quijote, es decir, desde que el género novela es un hecho, el recurso a lo metaliterario forma parte de ella como un guiño que hace el novelista para recordarnos que está ahí, que todo es ficción y que esta constituye un universo tan enorme que puede contener otras ficciones en su seno. La metaliteratura es la narración hablando de sí misma, creando dentro de la novela relatos más pequeños, más o menos verosímiles, y lo puede hacer de muchas formas. Cervantes sembró el Quijote de narraciones más cortas, a modo de anécdotas o ejemplos, casi siempre divertidos; a partir de ahí cada novelista la ha utilizado a su manera. Una de ellas es completar la información mediante varios puntos de vista que van enriqueciendo la  trama, completándola y a veces, como en este caso, incluso contradiciéndose poco o mucho.

He tratado con el mayor cuidado la información para no desvelar demasiado, incluso a veces he sido deliberadamente ambigua de forma que lo que digo se pueda interpretar de varias maneras. Creo que he hecho bien pues quienes ya hayan leído la novela no pueden perderse y los que vayan a leerla se sorprenderán con todo lo que su autor guarda en la chistera, que no es poco.

TÍTULO ORIGINAL: TRUST - PREMIO PULITZER DE FICCIÓN 2023 - PUBLICACION: 2022 - EN ESPAÑA: 2023 - EDITORIAL ANAGRAMA, COLECCIÓN PANORAMA DE NARRATIVAS - TRADUCCIÓN: JAVIER CALVO - NÚMERO DE PÁGINAS: 440

Comentarios

  1. Muy interesante tu visión. A mí me gustó , incluso su estructura, pero me pareció algo excesivo, y no me resultó muy "parejo" el interés de cada una de las novelas. Lo mejor: cómo cada una resignifica a las anteriores.

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    1. Hola. He buscado un rato para contestarte por extenso ya que lo dices es muy interesante y vale la pena aclararlo de una vez. A ver, los que no saben de teoría literaria y se ponen a hablar de libros deberían contar lo que les ha parecido a ellos y no hablar de cuestiones técnicas. Yo puedo explicar lo que me gusta de una casa pero jamás hablaré de los planos o los materiales porque no he estudiado arquitectura, pues esto también es una ciencia aunque parezca que no. Lo digo porque, a veces, cuando acabo de escribir un artículo miro a ver qué se cuenta por ahí, y me encontré con esto que dices de las cuatro novelas. Lo debió decir uno y luego lo han copiado todos los demás. Pero, Fabián, si lo piensas un poco, esto no son varias, sino una sola novela con diversas perspectivas que se complementan (o anulan) unas a otras. El autor nos cuenta una historia sin cerrar, aunque no sin concluir, y el lector ha de usar su inteligencia para averiguar lo que ha pasado. Ý lo hace con mucho talento. Empieza por lo que se supone que es ficción (dentro de la propia ficción, o sea la novela maldita del tal Vanner), que cuenta una versión bastante completa, así logra que no nos perdamos pues ya sabemos de qué se trata. La segunda versión, la de Andrew, lo retrata a él: solo habla de finanzas, es muy esquemático y se ve que no sabe como manejar la información, esta es la causa, se supone, de que decida recurrir a Ida, una chica lista pero joven y pobre, por tanto aislada de la alta sociedad, detalle muy importante ya que él no quiere que se filtre nada. En la parte de Andrew nos perdemos un poco, pero como es corta pronto llega Ida para aclararnos lo imprescindible. Naturalmente, a Ida le falta conocer quien fue Mildred, pues lo que quiere Andrew con la autobiografía que proyecta es, precisamente, sepultar su personalidad con una lápida más gruesa que la del cementerio. Pero Hernan Díaz crea una Ida curiosa e insatisfecha que, ya mayor que es cuando tiene ocasión, investiga y logra averiguar lo que falta. Con esta cuarta parte queda completada la información de la única novela que tenemos entre manos y que se titula Fortuna. No son por tanto cuatro obras que compiten entre sí, aunque hay quien ha dicho "la que más me gusta es esta o la otra" y eso es no haber entendido nada. Algo que le puede pasar a un lector de blogs pero nunca al bloguero que, se supone, entiende de lo que habla.
      Como ves, estoy algo enfadada con este asunto, y he aprovechado tu comentario para aclarar ideas, a ti en primer lugar, pero también a todo el que pase por aquí.
      Al margen de esto, creo que uno de los grandes aciertos es la forma en que retrata al padre de Ida, un retrato tan magnífico como el Andrew, pero este pasa más desapercibido, me temo.
      Saludos y gracias por leer tan atentamente los libros.

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    2. Hola, qué tarde leí tu respuesta! Disiento, en principio porque en mi más que humilde comentario, solamente describí mi exeriencia lectora. Ni siquiera hace falta suponer que entiendo de la cosa. Y si me referí a las cuatro novelas es porque el texto las presenta así, y a quien escuché, eso es verdad, hablar sobre las cuatro novelas del texto, es a Hernán Díaz, en un reportaje.

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    3. Pues, Fabián, si prefieres quedarte con tu idea porque te gusta más, me parece estupendo. Pero no es lo que dice Díaz en el reportaje que he visto. No puede decir lo mismo que tú porque es quien la escribió, y para eso debe entender de técnicas narrativas. Por otra parte, yo me especialicé en ese campo cuan estudié Filología, así que él y yo hablamos el mismo idioma. Nunca se me ocurriría poner en duda una explicación tuya del campo de la medicina que, creo, es el tuyo, pero te lo voy a explicar:(a ti y a todos los que me lean).
      El reporyaje dice que Díaz ha utilizado un recurso inventado por Kuroshawa en el cine en los años 50 y copiado luego por novelistas y guionistas muchísimas veces. Consiste en romper el argumento para que no se reduzca a los tradicionales planteamiento, nudo y desenlace y se llama Efecto Rashomon por la peli. Como digo en mi artículo, la historia se construye a base de "puntos de vista" distintos. En los comentarios los llamo "perspectivas" o "versiones", que es lo mismo. El entrevistador llama "puzle" al conjunto y el escritor "mosaico". Son piezas que el lector debe ordenar en su cabeza, y como se contradicen en parte, averiguar donde está la verdad. Y él mismo concreta: 1. Novela dentro de LA NOVELA, 2. Memorias de Andrew, 3. Memorias de Ida, 4. Diario de Mildred.
      Los que hablan de cuatro novelas son los teseñistas, que no han entendido un pimiento y se copian unos a otros de forma bastante irresponsable.
      Cada uno puede opinar lo que más le guste, sí, pero en privado. No confundamos a la gente.

      Este es el reportaje que he visto, si tu viste otro seguro que no se contradice. La entrevista empieza en el minuto 4 aprox.
      https://www.rtve.es/play/videos/pagina-dos/pagina-dos-hernan-diaz/6886393/

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  2. Es una resñea exhaustiva y convincente. El interés me lo has generado, eso seguro.

    Un abrazo, y feliz lunes, Beatriz.

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    1. Gracias, me alegra que te haya gustado, a ver si te animas a leerla.
      Feliz lunes para ti también, pero no me llamo Beatriz. Antes usaba un pseudónimo pero este es mi nombre real. Es verdad que tengo por ahí cosas firmadas con otro apellido mío, quizá vaya por ahí la confusión :)

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