El vino de la juventud, de John Fante
Vinazo es
el desafortunado título dado en castellano a la primera. Está escrita en
primera persona y la voz narradora es la de Jimmy, el primogénito de una
familia oriunda de Italia y residente en una pequeña población de Colorado. A
través de él se nos muestra la ideología, condiciones de vida y peripecias de
un matrimonio italiano y de sus hijos, nacidos ya en suelo estadounidense. De
un episodio a otro, contemplamos su perspectiva –que va evolucionando a medida
que se hace mayor– sobre diversas cuestiones que le afectan: la vida de
sumisión y sacrificio, con la consiguiente pérdida del esplendor juvenil que le
ha tocado en suerte a su madre (Un
secuestro en la familia), el sesgo religioso de la educación escolar (Monaguillo, Grandes ligas, Camino del
infierno), las privaciones aceptadas con naturalidad (Primera comunión), la vergüenza de sentirse inmigrante (La odisea de un macarroni), algunas pillerías
adolescentes (La canción tonta de mi
madre) y, planeando sobre todos ellos, el orgullo inicial y posterior
frustración de un padre albañil, consumido poco a poco por la convicción de que
a los que son como él no les está permitido prosperar. Este hombre dejará de
ser un ídolo para Jimmy y se convertirá en todo lo contrario cuando volvemos a
encontrar a este ya en su primera juventud, estudiando en otra localidad,
convertido en ateo y soñando con ser escritor algún día (Hogar, dulce hogar).
Puede
que, al haber seguido su trayectoria tan de cerca, le hayamos tomado cariño a
este chico, pero la contundencia y exactitud del retrato social y psicológico
realizado por Fante es igual en cada uno de los veinte relatos que integran El vino de la juventud. Sin olvidar que en
los cinco primeros de Últimas historias el
Jimmy todavía muchacho añade más detalles a sus andanzas y, salvo algún nombre
o detalle irrelevante, se mantiene la coherencia con el argumento de la serie
anterior. En ellos encontramos nuevas travesuras (El sinvergüenza), una escapatoria efímera (En primavera), una nueva versión del encuentro entre sus progenitores
(Ya no quiero ser monja) o la forma en
que el padre elude los intentos por ser incorporado a la parroquia (El dios de mi padre). Por último, se nos
ofrecen dos tramas autónomas aunque coincidentes en el asunto del amor no
correspondido. Sorprende el realismo de sus planteamientos así como lo exacto e inflexible
del análisis a pesar de la economía de recursos. La señora Flores de El soñador y el filipino Julio Sal en Helen, tu belleza es para mí (único de
todos ellos narrado en tercera persona) son dos protagonistas muy distintos –y en
absoluto idealizados– que nos muestran las míseras condiciones de unas vidas
que en aquellos años veinte no han conocido nada mejor y, que a pesar de la
rudeza de los ambientes, consiguen enternecernos al máximo.
THE
WINE OF YOUTH- PUBLICACIÓN: 1985 – EN ESPAÑA: 2013 – EDITORIAL ANAGRAMA
(COLECCIÓN PANORAMA DE NARRATIVAS) – TRADUCCIÓN: ANTONIO-PROMETEO MOYA –
PÁGINAS: 320 (aprox.)
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