La sociedad del cansancio, Byung-Chul Han
Byung-Chul Han es un filósofo alemán de origen coreano que ha visto –supongo que con sorpresa– cómo este pequeño volumen ha llegado a convertirse en un best-seller. ¿El motivo? Que trata de explicar en qué nos hemos convertido y, a pesar de utilizar un lenguaje y unos conceptos estrictamente filosóficos y de que sus fuentes no son del dominio común, lo hace con bastante eficacia.
¿Realmente la sociedad occidental ha cambiado tanto en los últimos treinta años? ¿Cómo y en qué? Solo hay un puñado de respuestas. Claras y contundentes, por cierto.
Si, para usar la terminología del autor, caracterizamos a un grupo humano por sus patologías predominantes, la sociedad inmunológica –esa que se caracterizaba por el peligro de infección, tanto social (el bloque opuesto de la guerra fría) como individual (virus y bacterias)– ha dejado paso a una violencia autogenerada que, precisamente por ser de origen interno, no suscita rechazo alguno y que se traduce en problemas neurológicos como el trastorno por déficit de atención, la personalidad límite, la depresión o el síndrome de desgaste ocupacional. Esto se debe a que nos hallamos inmersos en una sociedad del rendimiento donde las grandes corporaciones sustituyen al marco institucional (penitenciario, psiquiátrico, carcelario e industrial encargado de producir sujetos obedientes) y donde, bajo la apariencia de permisividad, el ser humano se coacciona a sí mismo para rendir más de lo humanamente posible.
“La supresión de un dominio externo no conduce hacia la libertad, más bien hace que libertad y coacción coincidan. (…) El exceso de trabajo y rendimiento se agudiza y se convierte en autoexplotación. Esta es mucho más eficaz que la explotación por otros, pues va acompañada de un sentimiento de libertad.”
Paralelamente, la multiplicación de estímulos afecta a la percepción dispersándola e incapacitándola para la originalidad creativa o para captar realidades complejas, las respuestas, carentes de reflexión previa, se vuelven impulsivas y por tanto arbitrarias. Se trata de un exceso de positividad que, en lugar de liberar, alinea y en lugar de dignificar, animaliza. Como, además, las religiones ya no sirven, se incrementa la sensación de fugacidad y él recurso que queda es refugiarse en el presente.
“Ya lo dijo Nietzsche: tras la muerte de Dios, la salud se eleva a diosa. Si hubiera un horizonte de sentido que rebasara la vida desnuda, la salud no podría absolutizarse de ese modo.”
O en sustancias que intensifican ese sobrevalorado rendimiento. Hasta tal punto está bien considerado este tipo de dopaje –a excepción de los reglamentos deportivos– que, en determinados contextos y de forma implícita, casi se considera obligado someterse a él. Y, como es obvio, todo este proceso tiene como consecuencia un agotamiento insoportable.
Esta fragmentación individual tiene su correlato en lo social: aislamiento, falta de solidaridad y de proyectos comunes, indiferencia ante el otro, ausencia de comunicación. En el fondo, otra modalidad de agresión, porque la compañía es un don despreciado por quienes no lo consideran como tal.
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DIE MÜDIGKEITSGESELLSCHAFT (EN ESPAÑOL: LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO) – 2010 – EDICIÓN ESPAÑOLA: HERDER EDITORIAL (2012) - TRADUCCIÓN: ARANTZATZU SARATXAGA ARREGI – PÁGINAS: 80
Me lo apunto sin dudarlo. Este tipo de temas me atrae mucho, pero no leo mucho del estilo, no sé porqué.
ResponderEliminarSí, el tema es la mar de interesante. Pero (advertencia a caminantes), tiene un sesgo filosófico que lo hace relativamente "durillo" para los que no tenemos una formación filosófica estricta. A mí me costó un poco pero, teniendo en cuenta que en formato electrónico no son más que 57 páginas, tampoco es como para desesperarse.
ResponderEliminarSaludos y bienvenida al blog