La decadencia de Nerón Golden, de Salman Rushdie
s, por supuesto, quienes lideran las religiones monoteístas. Hay que decir que los citados no son, en absoluto, fuerzas independientes y opuestas, al contrario, en su mayor parte coinciden los sujetos que las conforman y en caso contrario se apoyan entre ellos, ya que todos persiguen lo mismo: someter al ciudadano común.
Hasta aquí el espíritu de sus escritos, pero buenas intenciones las hay a
porrillo, el mérito está en dar la máxima expresión artística a una obra y
hacerlo imprimiendo la propia marca, personal e intransferible. En el caso de Rushdie, construyendo unos
artefactos complicadísimos, y en general bastante extensos, en los que se unen
su imaginación desbordante con un manejo impecable de la estructura literaria y
del resto de mecanismos que determinan la excelencia de una obra. Nuestro autor
combina la fantasía, el sarcasmo, la ideología, la construcción de personajes,
una prosa depurada, todo ello bien ensamblado y ofrecido en un estuche
narrativo absolutamente original. Los resultados podrían parecer el delirio de
un demente, pero comprobamos que todo cuadra, que la mente pensante que hay
detrás no deja ni una brizna suelta, aunque constatarlo y disfrutarlo no está,
como decía, al alcance de todos. Son textos muy divertidos, pero exigen
esfuerzo y experiencia lectora, y eso, como sucede con los genios de todos los
tiempos, como Proust, García Márquez, Carpentier etc. no están al alcance de
todos.
Resumiendo: la literatura de Rushdie no suele ser realista, no habla de la
vida cotidiana, no es lineal ya que mezcla tiempos, espacios, el plano material
con el espiritual, donde los muertos resucitan o hablan entre sí desde sus
tumbas, algunos tienen la facultad de volar, de adoptar distintas
personalidades, incluso de traspasar las paredes o vivir dentro de ellas. Si
tenemos la paciencia de seguirle, notaremos que en muchos casos se trata de
inocentes tomaduras de pelo elaboradas con mucha inteligencia, y que de quien
se ríe no es de los lectores sino del fanatismo o de cualquier otro concepto
que el autor considere nefasto para la especie. Dicho esto, me apresuro a
aclarar que La decadencia de Nerón Golden
no cumple esos requisitos tan generales que acabo de exponer. Es verdad que se
narran hechos inexplicables, pero no forman parte del argumento principal y por
lo general consisten en creencias de algún personaje o de circunstancias nunca
demostradas. Estamos, pues, ante una novela, ciertamente compleja y tan
satírica como todas las suyas, pero absolutamente realista y cuyos hechos se
exponen en su mayor parte siguiendo un orden cronológico.
¿Quién es aquí el objeto de sus ataques? Pues todo aquel que adquiere un
poder omnímodo mediante procedimientos de dudosa moralidad y llevándose por
delante a todo el que se cruce en su camino. El protagonista, Nerón, es desde luego
el malo malísimo, pero también tiene su almita, y hasta le acabamos cogiendo
cariño. Solo un poco ¿eh? tampoco exageremos. El resto posee diversos grados de
bondad/maldad pero casi nadie está exento de culpa, así se aparta del maniqueísmo
que encontramos en algunas fábulas con preocupaciones éticas.
El argumento se centra en la familia Golden, pero hay secundarios muy
relevantes, el de mayor importancia, René, nuestro narrador de cabecera, cuyo
rol en los acontecimientos no se limita al de simple cronista, aunque durante
la mayor parte del tiempo podamos tener esa impresión. No les voy a contar lo
que ocurre, solo que la trama se desborda, tal como sucede en cualquier vida, debido a
acontecimientos impredecibles, que el drama está muy presente, pero también la
felicidad y que acaba mal pero también acaba bien. ¿Quién da más?
Si alguno de ustedes lo ha pensado, lo confirmo. Efectivamente, esta novela es un auténtico culebrón, tanto en tamaño como en contenido, pero un culebrón de altísima calidad y, tal como digo y repito, no se presta mucho a que le hinquemos el diente, aunque bastante más que todo lo de Rushdie que he leído hasta hoy.
TÍTULO ORIGINAL: THE GOLDEN HOUSE - EDITORIAL ESPAÑOLA: SEIX BARRAL - TRADUCCIÓN: JAVIER CALVO - PÁGINAS: 528
Muy compleja lectura con personajes secundarios de tanto calado.
ResponderEliminarGracias por compartir. Un abrazo
Compleja pero apasionante para mi gusto. Gracias por seguir ahí.
ResponderEliminarMe pondré al día con vuestros blogs. Me has dado envidia con el chaparrón, aquí seguimos con la ola de calor y la lluvia ni olerla. Muy rítmico.