Alta fidelidad, de Nick Hornby
Alta fidelidad analiza
un carácter y una forma de vida conocidos como síndrome de Peter Pan y lo hace con honestidad y coherencia. Al
estar escrito en primera persona, el personaje puede mostrar con detalle sus
contradicciones y modo peculiar de ver y situarse en el mundo, su egocentrismo innato
y una cortedad de miras que ni él –ni quizá el autor- pueden sospechar, a la
vez consigue que conozcamos de primera mano una personalidad muy bien dibujada
y tan simple como representativa de toda una generación (o varias). Aunque no
estoy muy segura de que Hornby sea muy consciente de estar retratando algo así.
El
resto de los tipos que desfilan por la novela forman parte del paisaje de la
época, pero ni aquellos están demasiado bien perfilados ni esta podría ser
comprendida por quien no haya pertenecido a ella. Los más importantes son,
Laura, la novia, a cuya relación alude, en parte, el título, y los dos
dependientes de la tienda, unos frikis de la música que, igual que el
propietario, han conseguido vivir, mal que bien, de su vocación. Es evidente
que Hornby tiene presentes los modelos que le han inspirado y que conoce bien a
sus criaturas. Pero, en el caso de ambos chicos, no logra transmitirlo del todo
al lector; en cuanto a ella, aunque se sienta fascinado por el personaje no le
presta auténtica vida simplemente porque no llega a entenderla bien.
Ser
como Rob Fleming no tiene nada de malo, lo es no aceptarlo ni aceptarse, querer
ser así y todo lo contrario, pretender vivirlo todo, aspirar a bohemio pero envidiar
a los profesionales de éxito, eludir el compromiso pero sentir unos celos
terribles, perseguir la independencia y no saber qué hacer con la soledad. No
puedes añorar el éxito si antes no te has planteado tener éxito, eso significa
andar dando bandazos a capricho, cambiar los ideales según la persona que
tengas a tu lado en cada momento. Sin embargo, los cuatro personajes irán encontrando
su camino a lo largo de estas páginas.
El
resto de secundarios -amistades, padres, antiguas novias, clientes de la tienda-
presentan un panorama algo deslavazado, no demasiado profundo que no llega a
constituir un convincente telón de fondo.
En
realidad, la música es la otra protagonista indiscutible. Y hay que reconocer
que, tanto esta como Fleming, son los personajes mejor logrados. Muchas
conversaciones giran en torno a discos, canciones concretas, autores, épocas,
estilos, gustos y disgustos. Se confeccionan listas, se juzga a las personas
por sus preferencias musicales, hasta tal punto constituye una obsesión que ni
Fleming ni sus empleados conciben otra clase de vida ni otra forma de
pensamiento.
Esta
obra podría catalogarse como una comedia romántica americana similar a las que vemos
en el cine, más coherente y seria que algunas pero demasiado superficial y
ligera como para calificarla de gran novela. La caracterización del
protagonista y su evolución de principio a fin es lo mejor de ella con mucho
pues la veracidad de este, poco a poco, va conquistando al lector. Pero la simplicidad
del personaje no llega a compensarse con un análisis contundente de la sociedad
de su entorno, de lo que se deduce que quizá Hornby no sea mucho más profundo
que Franklin.
PRIMERA
EDICIÓN: 1995 - VARIAS EDICIONES – PÁGINAS: 277
A mí que me ha jodido el libro la peli. Me la tengo tan vista que creo que l libro no me va a sorprender... lo tendré que leer, de todas formas.
ResponderEliminarNo la he visto, pero también pienso que la novela no te va a sorprender mucho. Como la historia no es excesivamente compleja, no han podido cortar demasiado.
ResponderEliminar¡Terrible dilema, pardiez! :)