La forma del agua, de Andrea Camilleri
Un título poético, y muy sugerente, para encabezar la
crónica amarga de una sociedad en descomposición cuyos entresijos se dejan
entrever bajo esta apariencia lúdica, aparentemente desenfadada y caótica.
El cadáver de un hombre de alta categoría social, el
ingeniero Luparello, aparece prácticamente desnudo y con un aspecto no
demasiado digno. No sé si está sería la idea de Camilleri pero, a mí particularmente,
me parece una metáfora de ese desvelamiento de secretos, esa puesta en
evidencia de la sociedad retratada, que constituye uno de sus objetivos como
autor de novela negra: Sicilia, en sus obras, también se manifiesta impúdica y
poco honorable.
Para conseguir este reflejo fiel, el autor nos va
internando poco a poco por los laberintos oscuros de ese peculiar universo.
Atravesamos una selva enrevesada y peligrosa, repleta de sorpresas en la que no
se salva ni un solo estamento social. Un camino salpicado de cloacas donde se
respira una atmósfera asfixiante y maloliente y que podríamos calificar de
sordidez. Hasta hace muy pocos años aún podría sorprendernos pero ahora,
seguramente, estaremos curados de espanto pues se parece demasiado a las
noticias que de aquí mismo que hemos ido conociendo últimamente. La hipocresía
y la falta de escrúpulos imperan por doquier. ¿Nos suena esto de algo?
Con la exactitud y rigor que impone el género, una prosa
concisa, y a pesar de su ritmo trepidante, Camilleri consigue caracterizar a
ciertos personajes con toda la firmeza posible. Igualmente destacaría el juego
de contrastes pues encontramos la mayor de las miserias junto a la más
ostentosa abundancia.
Incluso la postura del amargado e irónico investigador es
discutible en algunos momentos. Esta novela inauguró el ciclo del comisario
Montalbano, bautizado así en homenaje a nuestro, entrañable, y ya fallecido,
Manuel Vázquez Montalbán. Carvalho es el nombre del detective que pone en
marcha la personalísima saga del catalán, un conjunto de novelas con muchísima
retranca, cuya lectura también os recomiendo.
El final no es exactamente abierto pero sí, ¿cómo diría? bifurcado
puede ser la palabra. Cada cual que piense lo que guste. El que quiera saber
más solo tiene que abrirlo.
PRIMERA EDICIÓN: 1994 – VARIAS EDICIONES – PÁGINAS: 224 (aprox.)
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