Mi vida querida, de Alice Munro
En castellano, el título queda raro y hasta algo pasteloso. Esta vez podía haberse
evitado la traducción literal, claro que casi da miedo imaginar alternativas,
hay por ahí cada título. Lo que quiero decir es que no os dejéis engañar por
una pinta tan poco atrayente y que puede merecer la pena echar un primer vistazo
a este magnífico conjunto de historias.
Y utilizo el término historia
–en vez de optar por relato o similares– con toda la intención ya que, más que
el desarrollo propuesto por la autora, me interesan los hechos en sí, sus
posibilidades, que muchas veces quedan en estado embrionario dejándonos con la
sensación de que nos hubiese encantado leer la novela, con todos los detalles
expuestos, conocer mejor a cada personaje y sus circunstancias, vivir con ellos
ese retazo de biografía sin tener que conformarnos con un simple esbozo. Y no
lo digo como reproche, solo expreso una sensación muy personal que pone en evidencia
las virtudes narrativas de Mi vida
querida- Es sabido que una de las condiciones de la ficción corta es
despertar la curiosidad del lector, no agotar sus posibilidades, dejarle con
ganas de más y que utilice su propia fantasía para completar lo que falta. Un
lector activo e inteligente, al que no se le dé todo mascado, es lo que desea
todo buen escritor, y aquí tenemos a Alice Munro cumpliendo este requisito, no
sabemos con qué propósito, quizá demasiado al pie de la letra.
Esto ocurre sobre todo en la primera de las piezas, Llegar a Japón, donde se recrea con toda
exactitud el tedio que sufre una mujer casada. Pero la riqueza de los
personajes y la sutileza de situaciones presentes y pasadas se diluye un poco
debido a una prosa expeditiva y un esquematismo excesivo que despachan con solo
unas pinceladas una anécdota repleta de matices que apela a nuestra
sensibilidad y podía haber dado mucho más juego.
Corrie relata las
incidencias de una estafa realizada a lo largo del tiempo contra un ser bueno e
inocente. Aquí, la estrategia está muy clara: se narran hechos aparentemente
insustanciales con toda parsimonia y solo al final conocemos todo un entramado que
nos pone el vello de punta. Porque:
“Siempre hay un mañana en que uno se da cuenta de que todos los pájaros se han ido.”
Dolby indaga en las particularidades
de la vejez vivida por dos personas que han pasado juntas toda una vida. Se
trata de un relato mucho más incisivo y certero de lo que parece, no hay que
dejarse engañar por la sencillez del lenguaje o la aparente simplicidad de lo
que estamos leyendo.
Los últimos son explícitamente autobiográficos pero coinciden
en con los demás en tono y asuntos. Vidas frustradas y banales, la necesidad de
mantenerse en una mediocridad comúnmente aceptada, el incumplimiento inexorable
de todas esas promesas que en la juventud parece reservar el futuro. Todo ello
se nos va presentando de forma natural, sencilla y precisa. Su particular melancolía
unas veces nos conmueve o impresiona, otras deja un regusto amargo y cierta
sensación de vacío.
DEAR LIFE –
PUBLICACIÓN: 2012 (EN ESPAÑA: 2013 – EDITORIAL LUMEN – COLECCIÓN NARRATIVA) –
TRADUCCIÓN: EUGENIA VÁZQUEZ-NACARINO -PÁGINAS: 336
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