Seis formas de morir en Texas, de Marina Perezagua


A riesgo de simplificar demasiado, establezco dos clases de lectores: los que buscan evadirse con textos complacientes, que bien pintan una realidad idílica, bien muestran un sinfín de atrocidades sin empatizar en absoluto con sus consecuencias convirtiéndolas en un mero recuento de pistas para resolver la intriga planteada o cualquier otro tipo de trama superficial que nos entretenga sin revolvernos por dentro. En el otro extremo encontramos novelas como esta: inquietante, demoledora, que nos enfrenta con la abyección del ser humano impidéndonos saltar por encima de los hechos, es decir, nos obliga a sentir, a reflexionar y, en consecuencia, a posicionarnos. Novelas no aptas para estómagos sensibles, novelas essencialmente valientes, realmente interesantes, difíciles de escribir y de leer; aunque resulte extraño, es de suponer que más lo primero que lo segundo.
Decía que estaba simplificando y es cierto, porque algunos incursionamos de vez en cuando en las otras, las más frívolas, y también lo contrario, aunque supongo que esto es mucho menos corriente. Lo cierto es que, en general, vivimos adormecidos, y no solo deseamos seguir así ad aeternum, pretendemos además que nos canten una nana para simular que el mundo está en calma y se adapta a nuestros gustos. No hay mayor ciego que el que no quiere ver, pero en todos los tiempos ha habido plumas –también pinceles e instrumentos– que levantan con su filo la cara amable de la sociedad y nos muestran lo que se esconde tras la superficie. Solo hay que hojear los libros de texto para conocer a esos autores, ya que muchos de ellos han pasado a la historia, pero si en sus respectivas épocas fueron minoría, me parece que ahora prácticamente no existen. Afortunadamente, este magnífico texto constituye una de las escasas excepciones. Y yendo más allá del contenido, cuando los recursos son igual de arriesgados que este, nos encontramos ante un producto excelente. Ignoro si Seis formas de morir en Texas ha encontrado el eco que se merece, supongo –y ojalá me equivoque– que, como suele suceder a la auténtica literatura, la que araña nuestra sensibilidad, aquella cuya lectura exige un pequeño esfuerzo por parte del lector, en este caso, no debido a su prosa que es diáfana, sino por las variaciones de tiempo, lugar, protagonistas y hasta argumento, aunque esto, naturalmente, solo en apariencia. Tampoco suelen tener una publicidad masiva, de ahí que su disfrute quede reducido, por desgracia, a una (gran) minoría de lectores que aman lo auténticamente literario y no se conforman con medias tintas.  

No olvido destacar la excelente labor de documentación realizada por la autora, lo que demuestra que el horror no es producto de su fantasía sino el resultado de investigaciones serias y rigurosas. Para los escépticos aclaro que las notas a pié de página, a las que se añaden las incluidas en el apéndice, atestiguan lo que digo. (Exacto, se van a enterar de muchas cosas que, probablemente, nadie les haya contado). Por si fuera poco, háganse a la idea de que si el relato comienza trazando un cuadro terrible, la tensión crece por momentos y no nos da tregua nunca. ¿Por qué? ¿Qué ocurre? Sepan que me niego a explicar un argumento que el lector debe descubrir paso a paso, sepan también que les estoy haciendo un favor, ya que casi cualquier dato que desvele supone destriparlo y no estoy dispuesta a hacerles esa faena.

Sí voy a enumerar los asuntos que se tratan. El tráfico de órganos de personas vivas aprovechando que van a ser ejecutadas. La vida y los pensamientos de una menor de edad acusada de asesinato, y para colmo ciega, en el terrible corredor de la muerte. Supersticiones atávicas. Paternidades ocultas debido a donaciones de esperma. Obsesión por maternidades imposibles. Drogas, asesinatos, represión, estado constante de terror, ambición sin límites etc. Ya ven que ninguno de estos asuntos tiene nada de amable, como contrapeso, hallaremos valores humanos de toda clase, introspección, un análisis de personajes muy convincente y atractivo, así como una información tan bien dosificada que, si soportamos la dureza de los hechos, nos mantendrá en estado de intriga hasta el último momento.


PUBLICACIÓN: 2019 - EDITORIAL: ANAGRAMA  - PÁGINAS 288

Comentarios

  1. Me la pido. Gracias Orlandiana

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  2. Espero que te guste tanto como a mí, y te recomiendo otra reseña mía de hace meses, más concreta que esta pero sin pasarse. Seguro que sabes dónde encontrarla 😉

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