La canción de Salomón, de Toni Morrison
Leer
a Toni Morrison significa sumergirse en un mundo donde realidad y fantasía se
entremezclan sin que sea posible separarlas, ni falta que hace porque en ello
reside en gran parte el encanto de sus obras. Un terreno fronterizo entre la
lógica y esa zona nebulosa de los sueños y los prodigiosos mitos de siempre. Ya
se sabe que la negritud, también la americana, ha conservado un tesoro de
vivencias espirituales transmitidas de padres a hijos que, solo muy de vez en
cuando, nos está permitido atisbar.
Lo
que se presenta aquí es una familia, tan compleja como todas, con un pasado
escabroso, y a un padre dominante y huraño, tan interesado por el bienestar
material como cualquier miembro de la sociedad blanca de la que, como podemos
imaginar, se encuentra completamente excluido. Pero es sobre todo el pasado de
ese hombre lo que gravita sobre el techo de la casa, modela a sus habitantes, produce
tensiones con otros familiares e, incluso, atrae maleficios por hechos
acaecidos mucho tiempo atrás.
Entre
toda esa amalgama de seres a cual más peculiar y excéntrico, de miserias
cotidianas teñidas de misterio, surge un héroe de epopeya tan vulgar como
cualquiera, con virtudes y defectos idénticos, pero con una misión que cumplir.
Un hombre demasiado querido, malcriado incluso. Pero es que aquí el amor no
dignifica, al contrario, suele destruir a sus destinatarios. El de la madre de
Macon Muerto, apodado Lechero, por su hijo; el de la tía de este, Pilatos, por
su nieta; el de esta por el propio Lechero. Hasta la amistad es un arma de
doble filo: puede tergiversarlo todo y aniquilar a quien más se quiere. La pasión
mal dirigida produce esos desastrosos efectos.
La
sociedad negra del norte malvive como puede, trampeando si hace falta,
consolándose con placeres pequeños, acumulando a veces un odio al hombre blanco
que nunca se permite exhibir y que culminará en venganzas cuya crueldad está
calcada de la que ellos mismos sufren desde siempre. Mientras tanto, se deja
moldear por la mitología familiar, por las huellas (en actos y palabras) de antepasados
cuya constante presencia parece inevitable. Es preciso buscar esos espíritus
para saldar cuentas con ellos de una vez por todas, pero su rastro no está en
el norte sino muy lejos de allí, en el estado de Virginia.
Es
este un producto plagado de dilemas morales, con personajes complejos y
contradictorios cuyas relaciones –tan paradójicamente como en la vida– son tan constantes
y simples como inestables y confusas, donde la gente cuanto mejor cree saber quién
es más radicalmente equivocada está. Por otra parte, como suele ocurrir con las
mejores obras, al reflejar tan certeramente una sociedad y una época concretas,
logra representar al ser humano, si bien de forma más o menos metafórica, con
la mayor fidelidad.
PRIMERA
EDICIÓN: 1977 – CLÁSICO (VARIAS EDICIONES) – PÁGINAS: 430
Me gusta lo que veo. Creo que voy a descubrir y compartir bastantes lecturas en tu blog ;)
ResponderEliminarMe quedo. Saludos y feliz año!
Llevo media tarde intentando hacerme seguidora de tu blog y no hay forma. No sé si es problema de blogger o de tu blog. Seguiré intentándolo, pero quería comentartelo por si es un problema de tu blog nada más.
ResponderEliminarHola Ana. Gracias por tu interés. Efectivamente, el gadget está estropeado, he intentado arreglarlo y no me deja. Por si acaso, he intentado hacer una suscripción y no he podido, así que he escrito a blogger y espero que lo arreglen pronto.
ResponderEliminarUn saludo. ¡Feliz 2014!
Acabo de hacerme seguidora de tu blog.
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