El velo pintado, de William Somerset Maugham
William Somerset Maugham cuenta con una obra extensa. Su buen hacer
literario y un don innato para suscitar el interés del público lo convirtieron
en un autor muy leído. Algunas de sus novelas, como El velo pintado y El filo de
la navaja siguen siendo muy populares.
El velo pintado es uno de esos clásicos
que muchos creen conocer tan bien como si los hubiesen leído. Es lo que suele
ocurrir con los textos que narran con maestría una historia apasionante,
protagonizada por personajes memorables bien por su carisma, bien por la
posibilidad de identificarse con ellos. Si a esto se añade un escenario exótico
como China, es muy probable que el cine esté interesado y que a los
espectadores no les pase inadvertido. A partir de ahí, es cuestión de tiempo
que las vicisitudes relatadas sean prácticamente del dominio público. De esta
novela se han rodado dos versiones, la de 1934, protagonizada por Greta Garbo –que
en lugar de empeñarse en contarlo todo, selecciona los episodios más relevantes
y eso la convierte, junto con las interpretaciones, en un producto destacable– y
la de 2006, protagonizada por Naomi Watts, según dicen, mucho más mediocre.
El argumento se lo sugirieron al autor unos versos de Dante en los que se
da a entender que una muerta acusa a su esposo de haberla asesinado. “… acuérdate de mí, soy Pía; / Siena me hizo, y
me deshizo Maremma: / bien lo sabe / el que me desposó con su gema.” Pero hasta
años más tarde, después de un viaje a China que le proporcionó el marco
necesario, no encontró inspiración suficiente para emprender el proyecto.
Según el mismo confiesa, esta es la única de sus novelas que se origina a
partir de un esbozo de argumento y no de un personaje. Luego escogió modelos
entre la gente conocida y acopló ambos de la forma que consideró más oportuna.
El ambiente convencional en que se inicia la acción sugiere un argumento costumbrista
y más bien anodino, el personaje más interesante por su gran complejidad
psicológica aparece como un pelele a punto de dejarse moldear por la
protagonista. Nada más alejado de lo que nos tenía reservado el autor: tras
verse más o menos forzada a contraer matrimonio y trasladarse a Hong Kong con
su marido, la niña mimada que es Kitty decide hacer, como hasta
entonces, lo que le viene en gana.
Son, sobre todo, dos grandes aciertos los que sitúan a El
velo pintado muy por encima de una novela de adulterio entre otras muchas.
Por una parte, el carácter hermético, obsesivo y de una crueldad refinada de Walter
Fane, por otra, la paulatina evolución, tan verosímil como bien reflejada, de
la protagonista. Entre ambos, los rasgos de Charlie Towsend, algo más tópicos,
pero oportunos y muy comunes en esas situaciones; en el otro extremo, la esposa
de este en Inglaterra así como las monjas en China componen una especie de coreografía
concebida exclusivamente para realzar la acción principal.
No obstante, el desenlace –con su empeño por aleccionar a los lectores–
desmerece claramente del resto. Tanto arrepentimiento, ese exceso de humillación
creo que no eran necesarios. Podemos creer que Kitty cambia mucho en muy poco
tiempo, pero lo que reflejan las últimas escenas, -más que una metamorfosis y si
algo así fuera posible- parece una reencarnación.
THE PAINTED VEIL - 1925 - CLÁSICO (VARIAS EDICIONES) –
TRADUCCIÓN: EDUARDO IRIARTE – PÁGINAS: 285 (aprox.)
Hace mucho que leí este libro y me gusto, quizás no tanto como El filo de la navaja o The magician, pero aún así lo tengo entre mis favoritos de Somerset-Maugham. Comentas que el cambio de Kitty no es muy creíble, sin embargo es sorprendente lo que los remordimientos pueden provocar en algunas personas, se vuelcan en buenas obras como si así pretendieran resarcir el daño causado, desde ese punto no me parece imposible que Kitty encontrase su "vocación".
ResponderEliminarBuen blog, me gusta tu manera de comentar las lecturas.
Hola Sol. Me gusta mucho la evolución del personaje, es creible, compleja y está muy bien reflejada. Lo que digo es que en el arrepentimiento de la última escena creo que el autor ha cargado las tintas. Más que al personaje le veo a él recordándonos lo mala que ha sido Kitty y cuánto se merece la situación en la que ha quedado. O sea, moraleja pura.
EliminarMuchas gracias por los elogios.
Lo leí hace ya tiempo y tengo que decir que el personaje principal me parece un trabjao maestro
ResponderEliminarBesos
Totalmente de acuerdo. Nos leemos, saludos.
EliminarHace unos días, tuve el libro en la manos; a punto estuve de comprarlo en una librería de Olmedo. Leída tu reseña me arrepiento de haberlo devuelto a la estantería. Había leído "Al filo de la navaja", una novela magistral que ,sin embargo también adolece de un defectos: hay una parte donde el protagonista te larga un discurso-ladrillo que desmerece mucho del conjunto de la obra. Por lo que dices del final, parece que a Maugham le podía el deseo de dejar expresa una buena dosis de moralina. Un saludo
ResponderEliminarSí, el final y mucha idealización del convento de monjas. Pero si tienes en cuenta que está escrita hace prácticamente un siglo merece la pena leerla, el diseño de personajes y la ambientación de la época están logradísimos.
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